En Colombia, los sacerdotes católicos reciben una remuneración económica por su labor pastoral, conocida como “emolumento” o “estipendio” mas no se considera sueldo. Este ingreso varía según factores como la ubicación de la parroquia, el número de feligreses y las funciones desempeñadas. Para 2025, el salario mínimo legal vigente en Colombia es de $1.423.500 mensuales. Un sacerdote recién ordenado suele recibir un estipendio equivalente a este monto. Sin embargo, en parroquias con mayor número de feligreses o en zonas urbanas, los ingresos pueden ser superiores. Por ejemplo, un párroco en Bogotá puede recibir hasta tres salarios mínimos, es decir, aproximadamente $4.270.500 mensuales.
Los obispos, quienes tienen a su cargo una diócesis, pueden percibir hasta cuatro salarios mínimos, equivalentes a $5.694.000 mensuales. Además, suelen contar con beneficios adicionales como vehículo y conductor asignados. En contraste, los vicarios parroquiales y diáconos reciben ingresos menores, que oscilan entre uno y medio y dos salarios mínimos, dependiendo de sus responsabilidades y la región donde sirven.
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Factores que influyen en el sueldo y beneficos extra de los sacerdotes en Colombia
La remuneración o los sueldos de los sacerdotes en Colombia también dependen de las ofrendas y donaciones de los feligreses, así como de los estipendios recibidos por la celebración de sacramentos como bautizos, matrimonios y funerales. Estos ingresos adicionales pueden incrementar el estipendio mensual del sacerdote. En parroquias con recursos limitados, donde las ofrendas no alcanzan para cubrir el estipendio básico, las diócesis suelen proporcionar subsidios para garantizar el sustento de los sacerdotes. Según la Arquidiócesis de Bogotá, estos subsidios pueden ser de aproximadamente $500.000 mensuales.
Además del estipendio mensual, los sacerdotes suelen recibir beneficios como alojamiento proporcionado por la parroquia, alimentación y cobertura en salud. No obstante, no cuentan con prestaciones sociales como cesantías o primas, y su seguridad social es asumida por la parroquia o la diócesis correspondiente. Al llegar a la edad de retiro, generalmente a los 75 años, los sacerdotes diocesanos se jubilan y regresan a sus hogares o a casas sacerdotales. Por otro lado, los sacerdotes pertenecientes a comunidades religiosas continúan su labor pastoral hasta el final de sus días, siendo sostenidos económicamente por su comunidad.
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El Papa Francisco fiel a su voto de pobreza
El fallecimiento del papa Francisco, ocurrido el 21 de abril de 2025, despertó numerosas preguntas sobre su vida personal y su modelo de liderazgo. A diferencia de lo que muchos imaginarían de un líder que presidía el Estado Vaticano y la Iglesia Católica, el papa Francisco nunca recibió un salario por su rol como Pontífice. Su vida estuvo marcada por la sencillez, el desapego y una vocación de servicio que lo llevó a rechazar cualquier tipo de remuneración económica. La Santa Sede cubrió sus necesidades, proporcionándole alojamiento, alimentación, seguridad y atención médica, lo que le permitió enfocarse plenamente en sus labores religiosas y espirituales.
El papa Francisco, que vivió según los principios de la Compañía de Jesús y un voto de pobreza, rehusó los lujos y privilegios que tradicionalmente rodean a los líderes eclesiásticos. En lugar de contar con una cuenta bancaria personal o una asignación mensual, él solicitaba los recursos necesarios solo para cubrir gastos personales mínimos. Durante su papado, administró fondos destinados a obras de caridad. A lo largo de su pontificado, destinó millones de euros para apoyar a comunidades vulnerables, personas en pobreza extrema y víctimas de conflictos, demostrando así su compromiso con la pobreza y el servicio a los demás.