A partir de enero de 2025, los docentes de colegios públicos en Colombia seguirán recibiendo su sueldo conforme al Decreto 284 de 2024. Este decreto, que estableció los montos salariales desde el año anterior, será la referencia vigente para el nuevo periodo académico. Aunque aún no se ha expedido un ajuste oficial, los valores actuales continúan rigiendo mientras se espera una eventual actualización. En un país donde más de 320.000 maestros laboran en instituciones oficiales, esta información es crucial, puesto que la docencia pública no solo exige preparación constante. También requiere compromiso y adaptabilidad frente a los retos del aula.
Los docentes del sector público están cobijados por dos normativas principales, que son el Decreto 2277 de 1979 y el Decreto 1278 de 2002. Este último impone criterios más exigentes para ascensos. Sin embargo, también ofrece mayores beneficios económicos para quienes superan con éxito las evaluaciones de desempeño y formación.
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Más allá del sueldo: bonificaciones e incentivos
En Colombia los sueldos varían de forma significativa según el grado dentro del escalafón docente. En el grado 1 los educadores que apenas inician su carrera profesional o poseen títulos técnicos o tecnológicos recibirán entre 2.589.510 y 5.274.942 pesos mensuales. Ya en el grado 2 los licenciados y profesionales con más experiencia ganarán entre 3.259.081 y 5.943.616 pesos. Esta franja busca reconocer su formación y trayectoria. Finalmente, en el grado 3 los docentes con maestría o doctorado tendrán los ingresos más altos, que van desde 5.454.620 hasta 12.312.993 pesos mensuales.
Es importante tener en cuenta que estas cifras reflejan únicamente el salario básico mensual. A esto se suman otros componentes como primas legales, bonificaciones por desempeño y calidad educativa, además de prestaciones sociales. Además, el Ministerio de Educación Nacional ha dispuesto además incentivos adicionales. Estos se otorgan a docentes con resultados destacados en evaluaciones institucionales o cuyos estudiantes logran altos niveles académicos. Estos premios económicos buscan motivar la mejora continua y premiar el esfuerzo sostenido.
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Ser docente en Colombia implica más que impartir clases, ya que es una vocación que, aunque exigente, ofrece recompensas significativas en lo profesional y lo económico. La estructura salarial para 2025 ratifica el compromiso del Estado con quienes dedican su vida a formar a las futuras generaciones.