Durante más de un año, Elder José Arteaga Hernández, conocido como alias ‘el Costeño’ o ‘Chipi’, trabajó en una barbería de barrio al occidente de Bogotá. Cortaba cabello, afilaba navajas y conversaba con los clientes como cualquier otro peluquero de la zona. Nadie imaginaba que cuatro años después sería señalado como uno de los supuestos cerebros detrás del atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay.
Las imágenes que hoy recorren redes sociales muestran a ‘el Costeño’ motilando a distintos clientes en Capital Barbershop, ubicada en Villas del Dorado, a pocas cuadras del aeropuerto El Dorado. Las fotos, publicadas en el perfil de Instagram del establecimiento, datan entre octubre de 2020 y septiembre de 2021. En una de ellas, con fecha del 15 de septiembre, aparece Arteaga aplicando un corte con máquina y tijera, mientras sonríe levemente a la cámara.
De barbero a objetivo nacional
La Policía y la Fiscalía lo señalaron como uno de los coordinadores logísticos del ataque armado del 7 de junio en un parque de Modelia, donde hirieron gravemente al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. El Gobierno ofreció una recompensa de hasta 300 millones de pesos por información que conduzca a su captura. El director de la Policía, general Carlos Triana Beltrán, confirmó que Arteaga ya tenía antecedentes judiciales. Se le investiga por delitos como desplazamiento forzado, extorsión, lesiones personales y violencia intrafamiliar.
Además de sus antecedentes, las autoridades indagan si ‘el Costeño’ ha prestado servicios criminales para estructuras de la guerrilla. Hasta ahora, hay cuatro capturados por el atentado, pero Arteaga sigue prófugo. Mientras tanto, Miguel Uribe permanece en la unidad de cuidados intensivos de la Fundación Santa Fe de Bogotá. Su pronóstico es reservado. La seguridad en Bogotá ha sido reforzada, y el caso ha elevado la tensión política en el país.
Lo que era una historia de reinvención laboral terminó derivando en una investigación de alto perfil. El pasado de barbero de ‘el Costeño’ es hoy una pieza más en el rompecabezas de un caso que mantiene en vilo a Colombia.