El electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró en su discurso de victoria que cerrará las fronteras y permitirá el ingreso de inmigrantes únicamente de manera legal. Rodeado de su familia y seguidores en el centro de convenciones de Palm Beach, Florida, Trump destacó la urgencia de una política migratoria estricta, prometiendo una gestión centrada en la seguridad fronteriza y en la “sanación” del país.
Sin mencionar las propuestas de deportación masiva que promovió durante su campaña, Trump suavizó su mensaje ante sus simpatizantes, reiterando que la migración debe ser ordenada y legal: “Vamos a sellar nuestras fronteras… Queremos que la gente regrese, pero de manera legal”. Con su retorno a la Casa Blanca a los 78 años, Trump asume nuevamente la presidencia con la promesa de un cambio contundente y medidas enérgicas que buscan “hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”.
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El presidente electo prevé aplicar severas restricciones migratorias, entre ellas eliminar el Estatuto de Protección Temporal (TPS), que beneficia a miles de migrantes de países como Venezuela y Haití, y ejecutar una de las mayores deportaciones en la historia del país. También ha mencionado la intención de derogar el derecho a la ciudadanía por nacimiento y prohibir la educación pública para hijos de inmigrantes indocumentados, medidas que podrían afectar a millones de personas que actualmente viven y trabajan en EE.UU. sin estatus migratorio regular.
A pesar de su postura antiinmigración, Trump recibió un significativo respaldo del electorado latino, con un 45% de los votos frente al 53% de Kamala Harris, su oponente. La cifra representa un aumento en comparación con 2020, cuando recibió apenas el 32% del apoyo latino, lo que demuestra el impacto de su campaña entre distintos grupos del país.