En un contexto de caída de la natalidad y una creciente crisis demográfica, Rusia ha implementado una ley sin precedentes: la prohibición de promover la idea de una vida sin hijos, también conocida como “propaganda child-free.” En una nación que enfrenta tanto un envejecimiento poblacional como una guerra prolongada, las autoridades han recurrido a medidas drásticas para incentivar la natalidad.
La Duma Estatal aprobó recientemente esta ley, respaldada con entusiasmo por el Kremlin, que busca restringir cualquier tipo de mensaje que sugiera que no tener hijos es una opción válida o deseable. Esta prohibición abarca desde contenidos en medios hasta publicaciones en redes sociales, películas o anuncios, y las multas por infringirla alcanzan los 4,000 dólares para personas y hasta 50,000 dólares para empresas.
La iniciativa llega en medio de datos alarmantes: en el primer semestre de 2024, Rusia registró 599,600 nacimientos, 16,000 menos que el mismo período del año anterior y la cifra más baja desde 1999. Mientras tanto, las tasas de mortalidad continúan aumentando, exacerbadas por la pandemia y la guerra en Ucrania. Este panorama demográfico inquieta al Estado, que considera la situación una amenaza para el futuro del país. Para el gobierno ruso, la caída de la natalidad no solo es una estadística preocupante, sino una crisis existencial que pone en riesgo la supervivencia de la nación. Según datos de la CIA, Rusia se encuentra entre los 40 países con menor tasa de natalidad en 2023.
Incentivos y rechazo social
A lo largo de los años, el gobierno ruso ha intentado incentivar la natalidad mediante ayudas financieras y otros programas sociales. No obstante, el presidente Vladimir Putin ha intensificado su defensa de los valores familiares tradicionales como una alternativa a lo que percibe como la “decadencia de Occidente.” En sus discursos, ha alentado a las mujeres rusas a tener al menos tres hijos, enfatizando que este sería un compromiso fundamental para la preservación de la cultura rusa. Sin embargo, muchas mujeres en Rusia no están convencidas de que las restricciones legales, como la prohibición de la “propaganda child-free,” sean la solución adecuada.
Algunas mujeres rusas cuestionan las medidas y argumentan que la falta de estabilidad económica es la verdadera razón detrás de la baja natalidad. “La gente quiere hijos, pero simplemente no hay dinero suficiente,” expresó una ciudadana. Otros también han señalado que el acceso a viviendas asequibles y trabajos estables sería un enfoque más efectivo que imponer sanciones y censurar estilos de vida diferentes.
Sin embargo, mientras el gobierno refuerza su mensaje de valores tradicionales, expertos en demografía dudan de la eficacia de esta ley para revertir las tendencias de natalidad en Rusia. Según una encuesta de 2022, solo el 2.4% de las mujeres y el 3.5% de los hombres en Rusia afirman que no quieren tener hijos, lo que sugiere que el problema de la baja natalidad está más ligado a factores económicos que a una falta de deseo de formar familias.
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Futuro incierto para la población rusa
La reciente ley sobre la “propaganda child-free” en Rusia refleja una intensificación de la postura del Estado hacia la promoción de los valores tradicionales, pero su impacto en la crisis demográfica sigue siendo incierto. En lugar de abordar factores económicos y mejorar la calidad de vida, el gobierno parece optar por limitar opciones de vida que algunos ven como alternativas válidas. Esta medida, más simbólica que práctica, probablemente no alterará la realidad económica de muchas familias rusas, quienes siguen viendo en la estabilidad y los recursos financieros un pilar indispensable para tener hijos.