El gobierno de Estados Unidos ha anunciado la prohibición de la venta de vehículos conectados que integren componentes o software de origen chino o ruso. La medida, considerada crucial para la seguridad nacional, comenzará a implementarse progresivamente, con restricciones para el software en 2027 y para los equipos en 2029, según el Departamento de Comercio.
La decisión siguió a una investigación iniciada en septiembre del 2024 para proteger la cadena de suministro de vehículos conectados de amenazas externas. Las nuevas reglas establecen la necesidad de evitar el uso de tecnología que tenga vínculos significativos con China o Rusia, lo que representa una de las medidas más drásticas adoptadas hasta la fecha.
Impacto en la industria automovilística
Actualmente no se venden autos conectados de origen chino en el mercado estadounidense, algunos fabricantes occidentales, como Volvo, Polestar, Buick y Lincoln, comercializan vehículos de origen chino en Estados Unidos. Tesla, por su parte, produce vehículos eléctricos en China destinados a la exportación.
La medida afecta a los vehículos particulares, pero aún se definirán reglas específicas para autobuses y camiones debido a su cadena de suministro más compleja. Esto marca un cambio en la forma en que Estados Unidos enfrenta los avances tecnológicos de China y Rusia en la industria automovilística global.
Justificación de la prohibición a estos vehículos
Gina Raimondo, la secretaria de Comercio saliente de Estados Unidos, defendió la medida al señalar que los vehículos modernos no son solo “acero sobre ruedas”, sino sofisticadas computadoras equipadas con cámaras, micrófonos, GPS y otros dispositivos conectados a internet. Estas tecnologías, explicó, pueden ser manipuladas para acceder a información sensible.
“Con esta decisión, el Departamento de Comercio establece las reglas necesarias para proteger la vida privada de los estadounidenses y la seguridad nacional, al mantener lejos a nuestros adversarios y su capacidad de manipular estas tecnologías para acceder a informaciones sensibles”, añadió.
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China y Rusia, en la mira de Estados Unidos
La asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Lael Brainard, destacó que China está intentando dominar el futuro de la industria automovilística. Los vehículos conectados con tecnología extranjera representan un riesgo, ya que pueden manipular datos sensibles o interferir en su funcionamiento.
Los autos modernos, cada vez más electrónicos y conectados a internet, aumentan el riesgo de interferencias externas, especialmente en sistemas autónomos. Esta medida sobre vehículos conectados se suma a otras decisiones comerciales recientes de Estados Unidos, que buscan frenar el acceso de China a tecnologías clave. En septiembre, EE. UU. impuso aranceles del 100% a los autos eléctricos chinos para proteger su industria y frenar la influencia de Beijing.
El gobierno del expresidente Biden implementó restricciones más severas sobre la exportación de chips avanzados para inteligencia artificial, un área clave donde China es un competidor estratégico.
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Reacciones y tensiones internacionales
Según Swissinfo, China calificó las restricciones de EE. UU. sobre microchips como una “violación flagrante” del comercio internacional, mientras las tensiones entre ambos crecen. Con la prohibición de vehículos conectados que contengan tecnología china o rusa, Estados Unidos refuerza su postura en la guerra tecnológica y en su estrategia para mantener su liderazgo en la industria automovilística y en la innovación tecnológica.