Gracias a los esfuerzos de un equipo de conservacionistas, lograron rescatar 55 ranas de Darwin (Rhinoderma darwinii) y trasladarlas desde el Parque Tantauco, en la isla de Chiloé, frente a la costa de Chile, hasta el Zoológico de Londres, en un largo viaje de 11.000 kilómetros.
Esta particular especie de anfibio endémico de Chile y Argentina se encuentra gravemente amenazada por el mortal hongo quítrido, una enfermedad letal que ataca la piel de los anfibios y que hasta el momento a afectado al menos 500 especies de ellos, siendo la enfermedad infecciosa más devastadora reconocida por la ciencia.
En esta cuestión, la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL, por sus siglas en inglés), destaca que las diminutas Ranas de Darwin lastimosamente son especialmente sensibles al hongo. “Necesitaban un refugio mientras los conservacionistas averiguaban cómo volver a hacer seguro su hogar en el bosque”.
Por otro lado, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), asegura que una característica especial de dichos anfibios que llama la atención de los científicos, es la capacidad de los machos de la especie de alojar los huevos fecundados en su boca por una parte del desarrollo de sus crías. Este comportamiento, según afirman, no se ha registrado en ninguna otra especie de anfibios.
Operación de rescate de las ranas de Darwin.
Teniendo en cuenta el riesgo permanente al que se ve expuesta la Rana de Darwin por cuenta del hongo quítrido, un equipo de conservacionistas realizaron un largo viaje desde Londres hasta el Parque Tantauco, una iniciativa de conservación privada ubicada en la Isla Grande de Chiloé, hogar endémico de estas ranas en Chile.
Las ranas fueron transportadas en barco, avión y carro hasta el Zoológico de Londres para su conservación y estudio. 11 machos de la especie llevaban crías en sus sacos vocales, de las cuales ya nacieron los primeros 33 renacuajos, cada uno de apenas 5 milímetros de largo, marcando un hito en los esfuerzos para conservar esta especie en peligro crítico de extinción.
Con el paso del tiempo estos bebes ranas se irán metamorfosearon en la siguiente generación de la especie que, en su edad adulta, alcanzan un peso inferior a los dos gramos y un tamaño de menos de 3 centímetros.
“La exitosa crianza de estas ranitas es un poderoso símbolo de esperanza para la especie, pone de relieve lo que puede lograrse cuando los conservacionistas trabajan juntos y sirve como recordatorio crítico del papel de nuestro zoológico de conservación”, explicó Ben Tapley, conservador de anfibios del zoológico.
Una vez terminado el viaje, las ranas de Darwin quedaron alojadas en un recinto bioseguro que replica las condiciones de su hábitat natural. El objetivo es ayudar a que su población crezca y, cuando las condiciones sean idóneas, facilitar su retorno a Chile.
Andrés Valenzuela-Sánchez, investigador del Instituto de Zoología de la ZSL, aseguró que “estas ranas no solo son vitales para el futuro de su especie, sino que también nos ayudan a comprender mejor cómo podemos combatir el hongo quitridio y salvaguardar a otros anfibios a nivel mundial”.
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Todos los detalles del proyecto de rescate hacen parte del documental A Leap of Hope, que se estrenará en la plataforma de YouTube.