La historia de Héctor Narváez ha conmovido a miles de personas. A sus 75 años, este hombre tomó la decisión de ingresar a la Universidad de Alba, en La Serena, Chile, para estudiar Medicina Veterinaria. Su historia es un claro ejemplo de que nunca es tarde para cumplir los sueños.
Una de sus principales motivaciones ha sido su amor por los animales, sumado a su deseo de aprender algo nuevo y culminar su formación profesional.
Desde joven, Héctor sintió una conexión especial con los animales. Sin embargo, las dificultades económicas le impidieron seguir una carrera universitaria. En su juventud, tuvo que trabajar en distintos oficios, como vender pan en las calles, dejando de lado su anhelo de convertirse en veterinario.
Pero todo cambió cuando obtuvo una beca en la Universidad de Alba, la cual le permitió comenzar sus estudios en la carrera que siempre soñó.
Héctor ha demostrado que su amor por los animales va más allá de una simple vocación. En una entrevista con un medio chileno, señaló que “Los perros se me acercan y me siguen, es porque tengo ADN de ellos”.
Actualmente, tiene cuatro compañeros de cuatro patas, todos adoptados. Entre ellos, Dalila, una perrita que sufre de epilepsia y que ha sido uno de los grandes motores que lo han incentivado a estudiar más sobre la salud animal. Fue precisamente por ella que aprendió a atender crisis epilépticas en caninos y a brindarle los cuidados especiales que necesita.
“Los animales son nuestros hermanos, ellos no hablan, solo quieren cariño, amor y alguien que los atienda”. Manifestó Narváez.
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Una meta clara: ayudar a los animales
Héctor ha manifestado que a pesar de los retos que puede representar estudiar a su edad, se siente motivado y comprometido con su propósito. Asegura que pondrá todo su empeño y que, después de graduarse, quiere ejercer su profesión de manera activa.
Sin embargo, su mayor anhelo es utilizar sus conocimientos para ayudar a los animales que realmente lo necesiten.
