Un futbolista venezolano fue deportado de Estados Unidos a El Salvador luego de que las autoridades interpretaran su tatuaje como un símbolo de una organización criminal. La decisión generó controversia y puso en debate la rigurosidad de los criterios utilizados en algunos procesos migratorios.
Jerce Reyes Barrios, de 36 años, llegó a Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Sin embargo, su sueño se desmoronó cuando las autoridades migratorias lo identificaron como un presunto miembro de una banda criminal. ¿La razón? Un tatuaje en su brazo con una corona, un balón de fútbol y un rosario con la palabra “Dios”.
Las autoridades interpretaron este tatuaje como un símbolo de afiliación a un grupo delictivo. No obstante, Reyes siempre ha asegurado que el diseño solo representa su amor por el fútbol y su equipo favorito, el Real Madrid.
Además del tatuaje, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) presentó otra prueba en su contra: una foto en redes sociales donde el futbolista hace un gesto con la mano. Según los agentes, el signo era característico de la banda Tren de Aragua.
Sin embargo, su abogada, Linette Tobin, argumentó que el gesto no tiene ninguna relación con la organización criminal. De hecho, es una señal común entre aficionados al rock y, en muchos casos, representa la frase “te quiero”. A pesar de estas aclaraciones, la defensa no logró evitar su deportación.
Un proceso migratorio polémico
Reyes tenía todos sus documentos en regla y esperaba obtener la residencia permanente en Estados Unidos. Había cumplido con los trámites requeridos y, según su expediente, no tenía antecedentes criminales.
Su historial estaba respaldado por múltiples pruebas: un certificado de antecedentes penales de Venezuela, cartas de recomendación de empleadores y una declaración del tatuador que realizó el diseño. Además, se presentaron fotografías de otros tatuajes similares, demostrando que no es exclusivo de grupos criminales.
A pesar de esta documentación, el gobierno estadounidense aplicó la Ley de Enemigos Extranjeros, una normativa de 1798 utilizada en tiempos de guerra, para ejecutar la deportación sin un proceso judicial convencional.
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En ese sentido, Jerce Reyes fue trasladado al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador junto con otros 237 venezolanos deportados. Su caso ha causado indignación en la comunidad migrante y entre defensores de los derechos humanos, quienes cuestionan los métodos empleados por las autoridades para determinar afiliaciones criminales.
Ahora, el futbolista enfrenta un futuro incierto lejos del país donde intentó rehacer su vida.