El presidente Donald Trump decidió extender por 75 días el plazo para concretar un acuerdo que separe a TikTok de su matriz china, ByteDance. La decisión, oficializada a través de una nueva orden ejecutiva, busca dar tiempo adicional a las negociaciones entre las partes interesadas y asegurar que la popular aplicación continúe operando en Estados Unidos bajo términos aceptables para su gobierno.
La medida responde a la complejidad del proceso de transferencia de propiedad, que involucra factores legales, económicos y geopolíticos. “Una transacción requiere más trabajo para garantizar que se firmen todas las aprobaciones necesarias”, expresó Trump en su red Truth Social.
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TikTok con los días contados en EE.UU.
Desde inicios de 2025, TikTok ha estado en el centro de una tormenta política y tecnológica. La plataforma fue brevemente suspendida en enero, después de que el Tribunal Supremo respaldara una ley que obliga a ByteDance a vender su participación o cesar operaciones en territorio estadounidense. Aunque el servicio fue reactivado tras una intervención del Ejecutivo, el riesgo de cierre sigue latente.
La empresa agradeció públicamente al presidente por permitir el restablecimiento del servicio: “TikTok se encuentra en proceso de restablecer el servicio. Agradecemos al presidente Trump por brindar la claridad y la seguridad necesarias a nuestros proveedores”, dijo en un comunicado.
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Una jugada estratégica con interés económico
Trump no solo ha enfocado su discurso en temas de seguridad. También ha dejado en claro que el asunto representa una oportunidad financiera. En su visión, TikTok puede convertirse en una empresa de capital mixto donde Estados Unidos tenga al menos el 50 % de participación, lo que permitiría “mantenerla en buenas manos” y, al mismo tiempo, preservar su valor de mercado. “Con nuestra aprobación, vale cientos de miles de millones de dólares, tal vez billones”, afirmó el mandatario en Truth Social, haciendo alusión al potencial comercial de la plataforma si queda bajo control occidental.
Esa propuesta revela una estrategia que combina geopolítica y negocios: convertir un conflicto de ciberseguridad en una transacción que favorezca los intereses económicos de EE. UU. Para Trump, TikTok debe ser un ejemplo de cómo proteger la innovación tecnológica mientras se fortalece la economía nacional. La opción de una empresa conjunta con actores estadounidenses sigue sobre la mesa, aunque no se han revelado detalles concretos sobre posibles compradores o socios.