La humanidad podría estar enfrentando una crisis demográfica más profunda de lo que indican las cifras oficiales. Un reciente estudio internacional ha cuestionado la validez de la tasa de reemplazo poblacional que se ha tomado como estándar por décadas 2.1 hijos por mujer al concluir que, en escenarios críticos, ese número es insuficiente para garantizar la continuidad de la especie.
Los investigadores, a partir de modelos matemáticos basados en datos actuales, aseguran que en condiciones adversas la tasa necesaria para evitar la extinción de la población debe superar los 2.7 hijos por mujer, y en algunas regiones incluso elevarse más allá de los 3 hijos.
Este replanteamiento surge en un contexto donde la fertilidad mundial ha caído drásticamente. En los años 60, el promedio global era de 5,3 hijos por mujer. Para 2023, esa cifra descendió a 2,3 y continúa en picada. Hoy, dos tercios de la población vive en países con tasas por debajo del nivel de reemplazo.
El caso más extremo es el de Corea del Sur, donde las mujeres tienen en promedio 0,87 hijos, la tasa más baja del mundo. Otras naciones desarrolladas como Italia, Japón, Canadá o Alemania también registran cifras críticas. Incluso Estados Unidos está por debajo del umbral clásico con 1,66 hijos por mujer.
Más que números: biología, desigualdad y extinción
El estudio introduce un concepto alarmante: si las tendencias actuales no se revierten, la mayoría de los linajes familiares podría extinguirse, incluso en países ricos. Esta desaparición progresiva se debe no solo a la baja natalidad, sino también a factores como la mortalidad temprana y el desequilibrio de género.
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De hecho, una de las hipótesis más sorprendentes del informe es que en condiciones extremas podría haber un sesgo natural hacia nacimientos femeninos, como una forma biológica de proteger la continuidad de la especie. Un mayor número de mujeres reduciría el umbral mínimo de hijos necesarios por mujer para mantener la población.
En regiones con alta mortalidad, como Afganistán o Sierra Leona, donde solo el 60 % de las personas alcanza la edad reproductiva, la tasa de reemplazo necesaria se eleva hasta los 3,3 hijos por mujer. Esto muestra que no existe una cifra universal, sino que el umbral debe adaptarse al contexto social, sanitario y demográfico de cada país.
El llamado de los expertos
Más allá de la estadística, los autores hacen un llamado urgente: las políticas públicas deben actualizarse y dejar de basarse en promedios globales simplificados. Considerar variables como la fecundidad real, la mortalidad, la proporción de sexos y la desigualdad de oportunidades para formar familia es clave para enfrentar el futuro demográfico.
Sin un cambio en la dirección actual, la humanidad podría estar enfrentando un silencioso proceso de desaparición familiar que afectaría no solo la economía global, sino también las estructuras sociales, culturales y de cuidado intergeneracional.