La muerte de Nicky Lowther, un adolescente británico de 13 años, ha encendido las alarmas sobre los retos peligrosos que circulan en redes sociales. El menor fue hallado inconsciente por su madre en el suelo de su habitación el pasado 27 de junio de 2024. A pesar de ser trasladado de urgencia a un hospital cercano, los médicos no lograron reanimarlo. Su fallecimiento, causado por la inhalación de vapores químicos, se atribuye a una práctica viral en tiktok conocida como ‘chroming’.
Esta tendencia, que gana fuerza en plataformas como TikTok y Snapchat, consiste en inhalar aerosoles o disolventes para experimentar una breve sensación de euforia. Lo que muchos jóvenes desconocen es que sus efectos pueden ser mortales. En el caso de Nicky, se hallaron 12 latas de aerosol vacías en su habitación. Se presume que las utilizó para grabar contenido que nunca llegó a publicar.
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La necesidad de prevención urgente
“Nadie sabía que participaba en estas cosas”, declaró la madre del menor a medios locales. Su tía, tras escuchar el diagnóstico médico, volvió a la casa para entender qué había sucedido y allí descubrió las latas escondidas. Desde entonces, la familia de Nicky ha decidido convertir su dolor en advertencia pública. Su objetivo es claro y es evitar que otras familias pasen por lo mismo.
El ‘chroming’ no es un simple juego adolescente. Según el St. Louis Children’s Hospital, esta práctica provoca daños neurológicos severos, arritmias cardíacas, insuficiencia respiratoria y toxicidad orgánica. Aunque los efectos son inmediatos, las secuelas pueden ser permanentes. En casos extremos, como el de Nicky, terminan en la muerte.
Además, los expertos coinciden en que la clave está en la prevención. Es fundamental que padres, cuidadores y educadores hablen con los menores sobre los riesgos. Se recomienda además almacenar los productos químicos de forma segura y prestar atención a cambios repentinos en el comportamiento de los adolescentes.
Las redes sociales ofrecen entretenimiento, pero también esconden trampas letales disfrazadas de “retos virales”. La conversación debe empezar en casa, antes de que otra familia tenga que llorar una pérdida que pudo evitarse.
