La madrugada de este jueves 19 de junio, un misil iraní impactó contra el Hospital Soroka en Beersheba, al sur de Israel, causando graves daños estructurales y dejando al menos 65 heridos. El Ministerio de Relaciones Exteriores israelí denunció el ataque como un crimen de guerra. Según el primer ministro Benjamin Netanyahu, los misiles también alcanzaron zonas civiles en el centro del país.
“Los tiranos terroristas de Irán pagarán un precio”, aseguró en X. Pero fue el ministro de Defensa, Israel Katz, quien subió aún más el tono. En declaraciones a la prensa desde Holon, afirmó que al líder supremo de Irán, Alí Jamenei, “ya no se le puede permitir existir”. Lo responsabilizó directamente de ordenar el ataque a un hospital, reforzando así la narrativa de un enemigo que apunta deliberadamente a civiles.
Horas después del impacto en Beersheba, el ejército israelí confirmó un bombardeo sobre el reactor nuclear de Arak, en territorio iraní. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), se trató de un ataque quirúrgico sobre el componente destinado a la producción de plutonio, con el objetivo de frenar el desarrollo de armas nucleares.
La agencia iraní IRNA negó que hubiera víctimas y calificó el acto como una violación del derecho internacional. El gobierno de Irán informó al Organismo Internacional de Energía Atómica, mientras insistía en que su programa nuclear tiene fines pacíficos.
Escalada sin freno y presión sobre EE. UU.
En Teherán, las carreteras colapsaron ante el intento de miles de ciudadanos por abandonar la ciudad. Las FDI emitieron mensajes instando a la evacuación de ciertas zonas. Las autoridades iraníes calificaron la advertencia como una “guerra psicológica”. La televisión estatal mostró imágenes de los atascos, en contraste con el llamado oficial a no ceder al pánico. En Holon, Israel, un edificio se derrumbó tras el impacto de un misil, mientras se buscan víctimas entre los escombros.
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Desde el inicio del conflicto el pasado 13 de junio, han muerto al menos 24 personas en Israel y más de 600 en Irán, según fuentes independientes. Israel sostiene que Irán está cerca de construir un arma nuclear. Mientras tanto, Estados Unidos enfrenta presión interna para involucrarse directamente. Los analistas advierten que la confrontación podría expandirse si aliados de Irán en Irak y Yemen responden militarmente. Hasta el momento, los intentos por frenar la escalada han fracasado. Y lo peor, parece, aún no ha comenzado.