En medio del creciente debate por el aumento de la violencia en distintas regiones de Colombia, el ministro de interior, Armando Benedetti, lanzó una fuerte crítica a los mandatarios locales. Según él, los alcaldes no pueden desligarse de la responsabilidad que implica la seguridad ciudadana y deben asumir su cuota de compromiso ante la crisis. “Los alcaldes también son culpables o coganadores de lo que suceda con la seguridad”, sentenció.
Para Benedetti, existe una contradicción evidente en la forma en que los mandatarios locales asumen su papel frente a la seguridad. “Es una paradoja”, dijo, refiriéndose a cómo muchos alcaldes aprovechan los buenos momentos para colgarse las medallas, pero se distancian cuando las cifras empeoran. “Cuando la seguridad baja, ellos son los chachos del asunto, y cuando sube, es el Gobierno el que está mal”, expresó con ironía.
El exdiplomático subrayó que, más allá de señalar al Ejecutivo, los alcaldes tienen un papel activo que desempeñar en la formulación e implementación de políticas públicas que aborden las causas estructurales de la violencia. “Tienen que verse comprometidos con todo lo que tenga que ver con sus políticas públicas sociales de reintegración a la sociedad”, sostuvo, aludiendo a la necesidad de estrategias que incluyan a los jóvenes en riesgo, a excombatientes y a poblaciones vulnerables.
Benedetti advirtió que no se puede permitir que las administraciones locales se laven las manos frente a un problema que también está bajo su jurisdicción. “Así que no se deslinden de eso”, dijo tajante, aludiendo a la tendencia de muchos alcaldes a evadir el debate cuando los indicadores de seguridad se tornan negativos.
Las declaraciones de Benedetti se producen en un contexto de creciente inseguridad en varias regiones del país, donde los grupos armados ilegales han intensificado sus actividades y las comunidades denuncian abandono institucional. En ciudades como Cali, Medellín y Cúcuta, los ciudadanos reclaman medidas más eficaces por parte de los gobiernos locales, mientras que los alcaldes exigen mayor respaldo del nivel nacional.
El mensaje del exsenador parece apuntar directamente a ese juego de responsabilidades cruzadas entre los niveles de gobierno. Para él, la seguridad no es solo una competencia del Estado central, sino un esfuerzo que debe involucrar a los territorios desde lo local. “No pueden ser espectadores ni beneficiarios cuando todo va bien, pero críticos cuando la situación se sale de control”, parece ser el mensaje de fondo.
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Con estas afirmaciones, Benedetti aviva un debate necesario sobre el papel real que deben cumplir los alcaldes frente al crimen, el conflicto armado y la inseguridad urbana. Un llamado de atención que, en medio de la crisis, deja entrever que la solución no será posible sin una corresponsabilidad clara entre todos los actores del poder público.
