Cali se prepara para vivir una semana de tradición viva con la celebración de los 25 años del Festival de Macetas, una de las expresiones culturales más queridas por los caleños. Esta edición especial, que lleva por lema “25 años, dulce legado que perdura”, no solo conmemora un cuarto de siglo de historia del evento, sino que también resalta la importancia de preservar los vínculos afectivos y culturales que definen la identidad de la ciudad.
El festival gira en torno al Día del Ahijado, una fecha en la que los padrinos y madrinas obsequian coloridas macetas elaboradas con dulce de alfeñique, papel decorativo y caña de azúcar, en una tradición que ha perdurado por generaciones. Desde 2013, esta práctica artesanal fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, fortaleciendo su papel como emblema del afecto y la memoria popular.
“El Festival de Macetas representa el alma de nuestra cultura, es tradición, memoria y afecto. Celebramos estos 25 años reconociendo el trabajo invaluable de nuestras artesanas y artesanos, quienes han mantenido viva esta costumbre que nos une como ciudad”, señaló Leydi Higidio, secretaria de Cultura de Cali, durante el lanzamiento del evento.
100 puntos de venta en diferentes espacios de la ciudad
Para esta edición, el festival contará con más de 100 puntos de venta en distintos espacios de la ciudad como centros comerciales, plazas de mercado y lugares emblemáticos como la Colina de San Antonio, el Bulevar del Río, el Parque Panamericano y la Loma de la Cruz. Además de la venta de macetas, el público podrá disfrutar de una nutrida programación cultural y pedagógica, con talleres de cocina en vivo, conversatorios, presentaciones artísticas, rutas patrimoniales y actividades recreativas para niños.
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Uno de los objetivos centrales del evento es garantizar la transmisión de saberes a las nuevas generaciones. Por ello, se han programado 25 talleres de cocina en los que el público podrá aprender directamente de los maestros del alfeñique, así como encuentros formativos en el Museo de la Maceta con instituciones educativas. Estos espacios no solo enseñan a elaborar el dulce, sino que también abren conversaciones sobre la historia y evolución del festival.
Los caleños y visitantes podrán sumarse a la Ruta Dulce del Ahijado, una experiencia que conecta los puntos emblemáticos del festival y que busca reforzar el sentido comunitario que define esta manifestación. La programación incluirá, además, danza, cine al aire libre, actividades lúdicas y muestras musicales de agrupaciones locales.
Así, Cali celebra no solo un evento, sino un sentimiento colectivo que se construye desde el arte, el cariño y la tradición. Un festival que, más allá del dulce sabor del alfeñique, deja un legado afectivo que atraviesa generaciones y fortalece el tejido cultural de la ciudad.