El Deportivo Cali atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. A la grave crisis financiera que amenaza con desmoronar al club, ahora se suma un escándalo judicial que podría comprometer la permanencia de su actual presidente, Humberto Arias Bejarano. Aunque Arias asumió la presidencia en junio de 2024 con la promesa de liderar una recuperación institucional, una condena penal en su contra ha encendido todas las alarmas.
La situación ha generado un ambiente de incertidumbre dentro de la institución. El fallo, emitido por el juez Jorge David Mora del circuito penal especializado de Cali, impone una pena de 19 años de prisión por el delito de fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones agravado. Además, la sentencia incluye la inhabilitación para ejercer funciones públicas durante ese mismo periodo. Sin embargo, pese a lo contundente del dictamen, Arias continúa en el cargo.
El caso, que hoy se encuentra en apelación ante el Tribunal Superior de Cali, ha llevado a algunos sectores a exigir su salida inmediata. No obstante, el panorama legal no es tan simple como parece.
Ministerio del Deporte se desmarca y remite el caso al club
El Ministerio del Deporte, consultado sobre una posible intervención, fue claro al señalar que no tiene competencia para destituir a miembros de juntas directivas de clubes profesionales. Mediante un documento oficial, la entidad indicó que su función se limita a solicitar a los órganos internos del club que evalúen posibles sanciones disciplinarias, siempre que existan procesos en curso y una vinculación formal.
En este caso, la sentencia ya está dictada, pero aún no está en firme, lo que coloca a la administración deportiva nacional en una posición incómoda. Citando el artículo 39 del Decreto Ley 1228 de 1995, el Ministerio aclaró que su alcance se restringe a remitir el caso a la comisión disciplinaria del club. Es decir, serán los propios dirigentes del Deportivo Cali quienes tendrán que decidir si Arias debe o no apartarse del cargo.
Aunque algunos miembros del club han empezado a manifestar su incomodidad, no hay una posición unificada dentro del comité ejecutivo. De hecho, uno de sus integrantes, Diego Quintero, presentó su renuncia en las últimas horas, sumando otro capítulo a la inestabilidad dirigencial del equipo azucarero.
Arias a la defensiva: habla de persecución y distorsiones
Ante la creciente presión, Humberto Arias no ha guardado silencio. A través de un comunicado enviado por su abogado, Juan Manuel Valcárcel, el dirigente negó que la condena tenga relación alguna con su rol en el fútbol. Según su interpretación, la norma invocada por el Ministerio del Deporte solo aplicaría en casos vinculados directamente con actividades deportivas.
Además, calificó la situación como parte de una campaña de desprestigio que, según él, busca ensuciar su gestión y desviar la atención de los hallazgos revelados por una auditoría forense. Dicha auditoría, financiada por socios del club, fue puesta en conocimiento de la Fiscalía por el propio Arias, y estuvo inicialmente archivada hasta que en mayo fue reactivada.
El comunicado no respondió de manera directa a las implicaciones prácticas de la condena ni explicó si el dirigente está dispuesto a apartarse temporalmente mientras se resuelve la apelación. Esa falta de claridad solo ha alimentado la polémica.
Crisis económica, renuncias y el limbo institucional del club
Más allá del aspecto judicial, la situación general del Deportivo Cali es crítica. La deuda del club supera los 115 mil millones de pesos, y las esperanzas de una reestructuración financiera dependen de negociaciones inciertas con inversionistas extranjeros. En medio de ese panorama, el escándalo que rodea a su presidente ha desviado la atención de las verdaderas urgencias administrativas y deportivas.
El club, que alguna vez fue referente de organización en Colombia, hoy camina por una cuerda floja. Los socios están divididos, el cuerpo directivo se fragmenta y el equipo en cancha no logra buenos resultados. Todo ello mientras en el fondo persiste una pregunta sin resolver: ¿es legítimo que un dirigente con una condena de 19 años, aunque esté apelando, siga al frente de una institución como esta?
La continuidad de Humberto Arias Bejarano como presidente del Deportivo Cali no es un simple asunto legal. Se trata de una decisión ética, institucional y simbólica para un club que necesita recuperar credibilidad y rumbo. En medio de escándalos, renuncias, fallos judiciales y un desorden financiero profundo, el equipo azucarero parece necesitar mucho más que una apelación para volver a ponerse de pie.
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Mientras tanto, la afición observa con desconcierto. Y el futuro del club, uno de los históricos del fútbol colombiano, sigue pendiendo de un hilo.