Una vez más, el presidente Gustavo Petro insistió en que no quiere quedarse en el poder y que, contrario a lo dicho por sus opositores, saldrá de Casa de Nariño el 7 de agosto de 2026, cuando termina su mandato. Lo dijo ante una protesta de estudiantes del Sena a favor de la consulta popular por la reforma laboral.
“El presidente seguirá el 7 de agosto, pero hasta el 7 de agosto como el pueblo ordenó, no antes y no con mentiras y trapisondas”, señaló Petro. El presidente ha dicho varias veces que su futuro político no dependerá de continuar en el Palacio. La última vez que lo aseguró fue el pasa 1 de mayo, ante las protestas del Día del Trabajo y en apoyo a la consulta popular.
“No me gusta siquiera reelegirme. ¿Cómo me van a meter otra vez en la tortura de ir a esa casa otra vez de cuartos fríos?”, dijo el presidente ante la Plaza de Bolívar el 1 de mayo. La sombra de la reelección de Petro viene incluso desde antes de llegar a la Presidencia. Miembros del Centro Democrático y de la derecha hicieron campaña, diciendo que Petro buscaría perpetrarse en el poder como Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela.
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La sombra de la reelección de Petro
Ha sonado desde su campaña del 2018. El “castrochavismo” hizo parte de la narrativa de la oposición para desinflar a Gustavo Petro en las presidenciales. En 2022, al lograr el triunfo, la derecha volvió a advertir que Petro sería un “dictador” que buscaría quedarse en el poder. Esa sombra, que nunca dejó de existir, salió más a la luz desde el año pasado, cuando Petro habló por primera vez de una Asamblea Nacional Constituyente.
“Si esta posibilidad de tener un gobierno electo popularmente en medio de este Estado y bajo la Constitución de Colombia no puede aplicar esa constitución, porque lo rodean para no aplicarla y se lo impiden, entonces Colombia tiene que ir a una asamblea nacional constituyente”, dijo Petro en marzo del 2024 desde Cali.
Sus palabras agitaron el debate público. Críticos y opositores aseguraron que Petro quería modificar la Constitución para reelegirse. Petro lanzó el globo de la constituyente varias veces el año pasado. Pero se fue desinflando, especialmente con la llegada de Juan Fernando Cristo al Ministerio del Interior, quien trabajó en un “Acuerdo Nacional”.
Funcionarios del gobierno, como el ministro de Educación, Daniel Rojas, han explicado que la figura constituyente de Petro se refiere al pueblo movilizado. E, incluso, la idea de una Asamblea Constituyente le sonó al excanciller Álvaro Leyva, quien ahora se reveló en contra del presidente y lo ha señalado de ser un presunto “adicto” a las drogas. Pese a esto, la discusión alrededor de una constituyente parece haber quedado en el pasado. El presidente ha insistido en que no le interesa seguir en el poder. Desde el Congreso, la senadora del Pacto, Isabel Zuleta, ha promovido la idea de reelección, pero no ha sido apoyada.
El futuro político de Petro y de la izquierda
A pesar de su insistencia en no querer reelegirse, el presidente indicó que “hay que cuidar al 2026”. Su directriz fue unificar al Pacto Histórico en un solo partido para lograr una candidatura fuerte de la izquierda el próximo año. Pero esa posibilidad se disolvió ante el hundimiento del proyecto de transfuguismo, que buscaba que los congresistas se pudieran cambiar de partido una vez cada cuatro años sin ser sancionados.
Ahora, con el camino interrumpido para la unificación del Pacto y ante la indecisión interna para elegir un candidato, el futuro es más incierto. Por ahora, según las encuestas, el director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, es el candidato favorito, por encima de la senadora María José Pizarro. Sin embargo, medios reportan que el gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, podría ser la carta del petrismo para el 2026.
El camino aún es prematuro y el futuro incierto. Petro llegó al 37% de popularidad tras dos años de caídas y busca que su proyecto político continúe. Del otro lado, figuras como Vicky Dávila, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Miguel Uribe, Germán Vargas Lleras y David Luna, buscan frenar ese deseo.
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