La Universidad del Valle, sede Palmira, fue escenario de un hecho estremecedor que ha sacudido al departamento del Valle del Cauca. El pasado jueves 8 de mayo, un joven ingresó armado a la institución y disparó contra dos estudiantes mujeres antes de quitarse la vida. Este acto, catalogado como intento de feminicidio por la propia universidad, ha encendido alarmas sobre la violencia de género en espacios educativos.
Ante la gravedad del suceso, la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, se pronunció a través de su cuenta oficial en X, haciendo un llamado urgente a las autoridades para que se esclarezcan los hechos lo más pronto posible. Además, reiteró el compromiso del departamento con la protección de las mujeres. “En el Valle del Cauca no toleramos la violencia de género. Por eso tenemos activo el Código Rosa”, señaló. Este mecanismo busca ofrecer atención rápida y efectiva ante situaciones de riesgo.
Universidad del Valle confirma violencia basada en género
En un comunicado oficial, la Universidad del Valle lamentó profundamente lo ocurrido y aseguró que el ataque responde a una situación de carácter personal y sentimental. Sin embargo, recalcó que se trata de un claro caso de violencia de género. “El trágico acontecimiento ha conmocionado a la comunidad universitaria”, dice la misiva.
Nicol Sinisterra, representante estudiantil, también rechazó categóricamente lo sucedido. “Este tipo de actos son absolutamente incompatibles con los principios que rigen la vida universitaria”, afirmó. Destacó que la violencia nunca puede ser el camino en una institución basada en el respeto, el pensamiento crítico y el diálogo.
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Este caso se suma a una preocupante estadística nacional. Según el Observatorio de Feminicidios y la Fiscalía General de la Nación, entre enero y abril de 2025 se han registrado 123 feminicidios en Colombia. Además, se reportan 79 intentos de feminicidio y 19 homicidios contra personas LGBTIQ+.
Los departamentos con mayores casos son Antioquia, Atlántico, Bogotá y Valle del Cauca. Esta alarmante situación exige medidas urgentes y articuladas desde todos los sectores. La tragedia en Palmira no puede quedar como un número más. Es un llamado urgente a proteger la vida, erradicar la violencia de género y reconstruir la confianza en los espacios educativos.