La Secretaría de Educación de Buenaventura anunció que reubicará a los estudiantes de dos colegios del Bajo Calima, tras una semana sin clases por el conflicto armado. La medida busca proteger la vida de niños y docentes, luego de que rectores y líderes comunitarios suspendieran las actividades escolares por la presencia constante de grupos armados ilegales en la zona.
La decisión de reubicar la estudiantes surge en medio de la intensificación de enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las Farc, que tienen bajo amenaza a varias comunidades rurales. Mientras tanto, las familias afectadas se ven obligadas a permanecer confinadas, sin garantías de seguridad ni acceso a servicios básicos. Las veredas San Isidro y La Esperanza están completamente paralizadas.
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Más de 300 familias, confinadas y sin ayuda
En el Bajo Calima, más de 300 familias enfrentan un nuevo confinamiento forzoso, causado por el control territorial que ejercen grupos armados en disputa. Estas comunidades, que ya habían sido desplazadas en años anteriores y apenas retornaban con la esperanza de reconstruir sus vidas, hoy viven nuevamente con miedo e incertidumbre.
El personero de Buenaventura, Carlos Jefferson Potes en entrevista con Blu Radio, advirtió que la situación es crítica. Confirmó que la presencia armada en caminos y alrededores de las instituciones educativas ha puesto en riesgo directo a los menores, por lo que las escuelas tuvieron que cerrar preventivamente. A este drama se suma la escasez de alimentos, atención médica y transporte, ante el bloqueo de las rutas de acceso.
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Escalada de violencia impacta lo rural y urbano
La gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, denunció públicamente en entrevista con RCN Radio, el drama humanitario que golpea a Buenaventura. Afirmó que el Bajo Calima permanece bajo fuego cruzado entre guerrillas, mientras que en la zona urbana, estructuras criminales como los Shottas y Espartanos continúan disputándose el control del crimen organizado.
La violencia generalizada mantiene en alerta a las autoridades. Según análisis de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), estas organizaciones se fortalecen gracias al financiamiento de carteles mexicanos, lo que ha intensificado los niveles de criminalidad en el Pacífico colombiano. El conflicto entre guerrillas en lo rural y las disputas entre bandas en la ciudad dejan a Buenaventura atrapada entre dos fuegos.