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Más de 120 familias indígenas confinadas en Buenaventura

El conflicto entre disidencias de las Farc y el ELN pone en riesgo la vida, el acceso a la educación y la integridad cultural de comunidades del Pacífico.

Una grave crisis humanitaria se vive en la zona rural del distrito de Buenaventura, donde más de 120 familias indígenas del resguardo de Chachajó se encuentran confinadas desde hace varios días debido a los enfrentamientos armados entre las disidencias de las Farc y el ELN.

La situación ha provocado la suspensión de las clases en las instituciones educativas de la región, dejando sin acceso a la educación a decenas de niños y jóvenes, que no solo enfrentan la violencia, sino también el aislamiento, el miedo constante y la falta de garantías mínimas para continuar con su proceso formativo. Las escuelas, que en muchos casos también funcionan como centros comunitarios, permanecen cerradas ante el temor de que los combates se acerquen aún más.

Líderes comunitarios del sector han alertado sobre el riesgo permanente para la vida de las familias, que no pueden salir de sus viviendas ni acceder a cultivos, ríos o caminos, por temor a quedar en medio del fuego cruzado. La comunidad ha hecho un llamado urgente a las autoridades nacionales e internacionales para que se brinden medidas de protección efectivas y se garantice el respeto por los derechos humanos.

Organizaciones defensoras de derechos humanos han señalado que el caso de Chachajó no es aislado. Durante 2025, se han intensificado los choques entre grupos armados ilegales en diversas zonas del Pacífico colombiano, especialmente en territorios étnicos donde las comunidades están quedando atrapadas sin ayuda humanitaria inmediata. Las dinámicas del conflicto han convertido estos territorios en zonas de altísimo riesgo para las poblaciones indígenas y afrodescendientes.

Hasta el momento, no se ha reportado presencia de la fuerza pública en el resguardo, y se teme que, de continuar la situación, pueda generarse un desplazamiento masivo o una emergencia sanitaria por falta de alimentos, agua potable y atención médica básica.

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La comunidad indígena insiste en que el territorio debe ser respetado como espacio de vida y autonomía, no como campo de guerra. Reiteran que la paz no llegará si se sigue vulnerando su derecho a permanecer en sus tierras sin miedo, y exigen la intervención del Estado antes de que la crisis se profundice.

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