La violencia no da tregua en el suroccidente del país. En la madrugada del martes 8 de julio, el municipio de Patía, en el departamento del Cauca, fue escenario de un nuevo ataque con explosivos que dejó consecuencias devastadoras para la población civil y la fuerza pública.
Un carro bomba fue detonado en cercanías de una estación de Policía en la zona conocida como El Estrecho, causando la muerte de una mujer y dejando a dos uniformados gravemente heridos. Las primeras hipótesis señalan a integrantes de las disidencias de las Farc como responsables del atentado.
El estallido fue de tal magnitud que la onda explosiva afectó varias viviendas cercanas, provocando daños estructurales y generando pánico entre los habitantes del sector. Vecinos reportaron que la explosión los despertó en medio de la madrugada, causando confusión, miedo y una fuerte sensación de inseguridad. Algunos relataron que los vidrios de sus ventanas estallaron por la fuerza de la detonación, mientras otros aseguraron que se sintieron como si estuvieran en medio de un campo de batalla.
Aumenta la tensión en el Cauca tras ola de violencia
Los policías heridos fueron evacuados rápidamente hacia centros asistenciales en la región, donde permanecen bajo atención médica especializada. Aunque no se han emitido reportes oficiales sobre su estado de salud, se conoce que ambos presentan heridas de gravedad producto de la explosión. La comunidad, por su parte, denuncia que este tipo de ataques se han vuelto cada vez más frecuentes en el Cauca, a pesar de la presencia constante de tropas del Ejército Nacional en la zona.
Fuentes militares indicaron que, recientemente, se han incrementado los operativos en esa región debido a la presencia de un cabecilla clave de las disidencias, lo cual podría haber motivado el atentado como represalia o estrategia de presión. Según reportes de inteligencia, este grupo armado impone normas ilegales sobre las comunidades, obligando a la población civil a rechazar o confrontar a las fuerzas militares que hacen presencia en la zona. En algunos casos, quienes no acatan estas reglas son multados, amenazados o desplazados forzosamente.
El Ejército confirmó que se están desplegando nuevas unidades militares en el área para contener posibles acciones adicionales y proteger a la población. Sin embargo, los habitantes de Patía y otros municipios cercanos advierten que los esfuerzos institucionales no han logrado frenar el deterioro de la seguridad. Muchos coinciden en que, aunque el Gobierno ha prometido programas sociales y operaciones sostenidas, la percepción en terreno es que las medidas no han logrado resultados concretos.
Autoridades guardan silencio mientras la comunidad exige respuestas
Hasta el momento, ni la Policía Nacional ni el Ejército han entregado pronunciamientos formales sobre el ataque con carro bomba. Tampoco se ha informado de capturas, pistas concretas o posibles retaliaciones tras el atentado. Mientras tanto, la comunidad permanece en alerta, temiendo que nuevos hechos violentos ocurran en los próximos días. La sensación de vulnerabilidad es cada vez mayor, especialmente en zonas donde la presencia del Estado es débil o intermitente.
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Este ataque se suma a una cadena de acciones violentas que en los últimos meses han golpeado fuertemente al departamento del Cauca, convertido en epicentro de confrontaciones entre estructuras armadas ilegales y fuerzas estatales. El uso de explosivos y el ataque a instalaciones de seguridad demuestran el riesgo al que están expuestas tanto las autoridades como los civiles. Por ahora, lo único cierto es que una mujer ha perdido la vida, dos policías luchan por sobrevivir, y una comunidad entera se pregunta hasta cuándo continuará esta espiral de violencia.