Las instituciones de salud en el Valle del Cauca atraviesan una situación crítica por una sobreocupación del 300 %. Centros asistenciales como hospitales y clínicas de mediana y alta complejidad reciben hoy tres veces más pacientes de los que pueden atender. El colapso se evidencia especialmente en servicios de urgencias, donde consultas que deberían tardar media hora, hoy se demoran hasta ocho horas.
La secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, explicó que este escenario sobrecarga al personal médico, disminuye la calidad en la atención y retrasa los procedimientos vitales. “Donde antes había 100 pacientes, ahora hay 300. Esto genera agotamiento del recurso humano y afecta directamente la salud de los usuarios”, advirtió.
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Las EPS incumplen con los pagos
Uno de los factores que ha provocado esta emergencia es la decisión de muchas EPS de restringir los contratos con hospitales para reducir costos operativos. Esto ha dejado a cientos de pacientes sin tratamientos, sin medicamentos y sin autorizaciones para servicios esenciales. Aunque se ha regularizado el giro directo mensual, aún hay un 25 % de pagos pendientes que agravan el problema financiero.
La deuda del sistema de salud en el departamento supera los cuatro billones de pesos. Solo al Hospital Universitario del Valle (HUV) le deben 600 mil millones; a la Fundación Valle del Lili, 800 mil millones; al Club Noel, 80 mil millones. Sin recursos, las instituciones se ven obligadas a comprar medicamentos e insumos a precios más altos, lo que encarece aún más la prestación del servicio.
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Buscan soluciones urgentes
Ante la gravedad del panorama, la Secretaría de Salud del Valle convocó a una reunión urgente con clínicas y hospitales del departamento. El objetivo es trazar estrategias inmediatas para aliviar la congestión en los servicios de salud y buscar alternativas de financiación que garanticen la continuidad en la atención. Las autoridades también llamaron al Gobierno nacional a intervenir de forma efectiva.
El llamado de alerta busca proteger la vida de los pacientes y evitar que esta crisis escale a un colapso total del sistema de salud en la región. Mientras tanto, médicos y personal sanitario continúan trabajando al límite, en medio de condiciones que ponen a prueba su capacidad física y emocional.