La promesa de una estructura monumental, que aspira a convertirse en la Cruz más alta de Suramérica, dejó de ser un simple boceto para consolidarse como una realidad con respaldo fiscal. Tras la reciente aprobación por parte del Concejo Municipal de Tuluá para comprometer vigencias futuras ordinarias, el proyecto del Santuario de la Cruz del Picacho asegura el inicio de su fase de construcción, proyectada para las próximas semanas.
Este avance clave, materializado en los primeros días de noviembre de 2025, garantiza el flujo de recursos necesarios para el arranque de la obra, una iniciativa liderada por la Alcaldía de Gustavo Adolfo Vélez Román y cofinanciada por la Gobernación del Valle del Cauca.
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La inversión inicial y el voto del Concejo
El camino administrativo para la Cruz del Picacho se despejó completamente con el visto bueno del cabildo municipal, que autorizó la figura de las vigencias futuras. Esta decisión era indispensable para blindar la inversión a largo plazo y asegurar la ejecución de los recursos asignados por el departamento.
Según los comunicados de la Administración Municipal de Tuluá, emitidos el 7 de noviembre de 2025, la primera fase del proyecto cuenta con un aporte crucial de $5.400 millones de pesos por parte de la Gobernación del Valle, a los que se suman $154 millones del municipio. “El convenio con Infituluá nos da vía libre para comenzar la contratación y las fases preliminares de topografía y visitas técnicas. Es un proyecto funcional que ya inicia su ejecución,” explicó la secretaria de Hábitat e Infraestructura de Tuluá en el marco de la socialización reciente con la comunidad.
La votación en el Concejo Municipal, donde el concejal ponente Julio César Arias Gutiérrez defendió la necesidad de garantizar la continuidad de la obra, subraya el consenso político alrededor de este desarrollo. El objetivo inmediato, según el cabildo, es que antes de finalizar el año 2025 se haya ejecutado al menos el 15% del presupuesto destinado.
Detalles de la obra: una estructura de récord
El diseño de la Cruz del Picacho no solo contempla una estructura de vocación religiosa, sino también un complejo de infraestructura turística. Los planes detallados indican que la cruz tendrá 60 metros de altura dentro de un conjunto que alcanzará los 110 metros en total.
El proyecto va más allá de la monumentalidad. De acuerdo con el Plan de Desarrollo Municipal de Tuluá 2024-2027, “Para Ser Felices”, la iniciativa es un pilar estratégico para impulsar el turismo responsable y la economía local. El santuario incluirá:
- Una vía de acceso de 987 metros lineales y 4.5 metros de ancho, diseñada para ser segura, incluyente y garantizar el ingreso de vehículos de emergencia.
- Diez plazoletas de descanso a lo largo del recorrido, concebidas como espacios de contemplación y encuentro.
- Un conjunto que, en fases posteriores, podría incluir un templete, plazas y locales comerciales, según presentaciones realizadas a empresarios de la región a inicios de 2025.
La inversión no solo está enfocada en la edificación, sino en adecuar el predio, que es propiedad del municipio tras un proceso de compra autorizado previamente. La Administración municipal proyecta culminar la primera fase para el año 2026, buscando dejar consolidada la estructura principal.
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Tuluá en el mapa del turismo religioso
La relevancia del proyecto trasciende el ámbito local y departamental. Tal como lo mencionó el concejal Arias Gutiérrez, la iniciativa ya está siendo incluida en la red de ciudades de turismo religioso. El impacto económico y social esperado es considerable, buscando dinamizar la hotelería, el comercio y la creación de empleo en la región central del Valle del Cauca, un área que históricamente ha necesitado un detonante de desarrollo sostenible.
La Gobernación del Valle del Cauca, a través de sus comunicados sobre inversión en infraestructura turística, ha destacado el potencial de Tuluá. A pesar de que el plan de inversión más amplio para 2026 se centra en educación, salud e infraestructura general, la canalización de los $5.400 millones hacia este proyecto demuestra una priorización estratégica dentro de la visión de desarrollo del departamento.
Con la seguridad de los recursos para su inicio y el respaldo formal del Concejo, la Cruz del Picacho se encamina a ser más que un hito arquitectónico. Se proyecta como un nuevo centro de identidad cultural y espiritual, que utilizará la fe como catalizador de progreso económico para los tulueños. Ahora, la atención se centra en la etapa de contratación y en el avance de las máquinas en el cerro, vigilando que la ejecución de la obra mantenga el mismo rigor que su planeación y financiación.