Cali sigue dando pasos firmes hacia la sostenibilidad ambiental. En una jornada simbólica y estratégica, el alcalde Alejandro Eder acompañó al embajador estadounidense, John McNamara, en un sobrevuelo sobre el Parque Nacional Natural Farallones de Cali. Ahí socializaron los esfuerzos de la ciudad para combatir la minería ilegal y promover un modelo de conservación con impacto social.
La visita del diplomático no fue casual. Representó un respaldo internacional a los avances que ha liderado la administración distrital, especialmente tras el cierre de todas las minas ilegales que durante años afectaron la integridad ecológica de esta reserva natural. “Le mostramos al embajador el compromiso de Cali con la protección del pulmón verde de nuestra ciudad, donde la ilegalidad y la violencia ya no tienen cabida”, aseguró el alcalde Eder.
Más de 130 controles y 290 patrullajes en farallones en este 2025
En cifras, el trabajo coordinado con la Fuerza Pública ha permitido ejecutar más de 130 controles, 290 patrullajes y al menos una captura en lo que va del año, garantizando el cierre definitivo de operaciones mineras clandestinas. Estos resultados, enfatizó Eder, son una muestra de que la defensa del medioambiente va más allá de los discursos: es una prioridad política y operativa.
Además del componente de seguridad, la administración distrital dio a conocer una serie de acciones orientadas al desarrollo sostenible del área protegida. Entre ellas, destacan la creación de rutas ecoturísticas que generen ingresos para las comunidades, la implementación de esquemas de pagos por servicios ambientales y el fortalecimiento del cuerpo de guardaparques como alternativa laboral frente a la minería.
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“El reto ahora es restaurar más de mil hectáreas impactadas y consolidar una convivencia armoniosa con el entorno”, explicó Eder, quien también resaltó que este esfuerzo se alinea con el legado ambiental que dejó la realización de la COP16 en la capital vallecaucana.
Con estos avances, Cali consolida su posición como la “Capital de la Biodiversidad” en Colombia, y reafirma que su desarrollo urbano y económico irá de la mano con la protección de los Farallones, un tesoro natural que es fuente de vida para toda la región.