En el corazón de la comuna 20 de Cali, Siloé reescribe su historia con el poder del turismo comunitario. Calles antes marcadas por la violencia hoy brillan con murales, música y emprendimientos sociales liderados por jóvenes del barrio. La ministra de Comercio, Industria y Turismo, Diana Marcela Morales, recorrió la ruta turística y destacó que este esfuerzo “no mercantiliza la memoria, la honra y la reconstruye desde el arraigo”.
Durante su visita, Morales celebró la transformación del territorio y aseguró que “Siloé no excluye, integra”. Su recorrido por las coloridas calles no solo visibilizó el potencial turístico del sector, sino también un mensaje claro de justicia territorial y económica. Lo que antes fue símbolo de estigmatización, hoy se presenta como un ejemplo de resistencia colectiva, memoria viva y orgullo barrial.
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Alianzas que fortalecen el tejido comunitario
Este proyecto nace de una sinergia entre instituciones, fundaciones y, sobre todo, la comunidad. Con apoyo del Ministerio, la Alcaldía de Cali, Funtur, la Fundación Pintuco y los habitantes del sector, Siloé consolida una ruta turística que dignifica la historia del barrio y potencia la economía popular. En ella convergen operadores turísticos, artistas urbanos, músicos y líderes barriales, especialmente mujeres y jóvenes.
La ministra resaltó que esta iniciativa forma parte de la estrategia nacional “Destinos de Paz”, con la que el Gobierno busca reconciliar al país a través del turismo. La secretaria de Turismo del Valle, Miyerlandi Torres, sumó que ya trabajan con más de 25 organizaciones barriales, estructurando una mesa territorial enfocada en promoción, formación, digitalización y competitividad. La apuesta es clara: consolidar un modelo que integre memoria, arte y desarrollo económico.
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Juventud y arte como motores del cambio
Darío Giraldo, director del tour “La Estrella”, lidera uno de los proyectos más representativos de esta transformación. Desde el arte urbano, la poesía y la historia oral, él y su equipo de jóvenes muestran la otra cara de Siloé. “Antes vivíamos encerrados, nadie nos veía. El turismo fue la herramienta para decir ‘aquí estamos’”, afirma Darío con emoción.
Este tipo de liderazgo refleja el verdadero espíritu del proyecto: una comunidad que no niega su pasado, pero que se proyecta desde la esperanza. El turismo comunitario no solo genera ingresos y oportunidades, sino que también sana heridas colectivas, fortalece el sentido de pertenencia y convierte a los propios habitantes en guardianes y narradores de su historia. Siloé deja atrás el estigma para convertirse en destino de memoria, cultura y vida.