La economía colombiana sigue mostrando signos de recuperación. En noviembre de 2024, la inflación anual se ubicó en 5,20%, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). Esta cifra representa una importante caída en comparación con el 10,15% reportado en el mismo mes del año anterior, consolidando una tendencia de desaceleración en los precios al consumidor.
El dato no solo es un alivio para los hogares colombianos, sino que también tendrá un impacto crucial en las decisiones económicas de fin de año, especialmente en las negociaciones del salario mínimo para 2025.
Educación y restaurantes lideran los incrementos
Pese a la baja general en la inflación, algunos sectores experimentaron alzas significativas. La educación fue la categoría con el mayor aumento anual, alcanzando un 10,62%. Este incremento se reflejó principalmente en los costos de la educación secundaria (13,28%) y la educación primaria y preescolar (12,21%). Servicios complementarios, como las asesorías académicas particulares, también vieron un alza del 9,50%.
Por otro lado, la categoría de restaurantes y hoteles registró un aumento anual del 8,41%. Dentro de esta, el pago por alimentación en comedores, comidas en establecimientos de autoservicio y servicio a la mesa destacaron como los mayores contribuyentes al alza.
En contraste, la división de información y comunicación fue la única que presentó una disminución anual, con una caída del -1,01%, mostrando cómo algunos sectores logran mantenerse ajenos a las presiones inflacionarias.
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Variaciones mensuales moderadas
En términos mensuales, la inflación de noviembre fue del 0,27%. Este comportamiento fue impulsado principalmente por incrementos en recreación y cultura (1,68%) y bebidas alcohólicas y tabaco (0,53%). Estas cifras reflejan el dinamismo de la economía en sectores específicos, mientras otras divisiones, como transporte y bienes esenciales, mantuvieron una relativa estabilidad.
Esta tendencia no solo representa un respiro para los hogares, sino que también genera optimismo en torno a una posible recuperación económica más amplia, con efectos positivos en el poder adquisitivo y la estabilidad financiera.
En ese sentido, el descenso en la inflación es una pieza clave en las mesas de concertación del salario mínimo para 2025, donde sindicatos y empresarios discuten las condiciones para el ajuste del ingreso básico. Aunque aún no se ha definido el porcentaje de incremento, los analistas esperan que supere la variación anual del IPC, buscando mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores.
En caso de que no se alcance un acuerdo entre las partes, el Gobierno Nacional será el encargado de determinar el nuevo salario antes del 30 de diciembre, con base en los datos económicos disponibles.
Los próximos meses serán clave para observar si esta trayectoria descendente se mantiene y cómo impacta en la calidad de vida de los colombianos.