Se confirmó el fallecimiento de Erika Morales, la joven que quedó cuadripléjica tras ser atacada con una botella en la cabeza mientras estaba en el baño de una discoteca en agosto de 2021. Desde entonces, su salud se deterioró gravemente, llevando a Erika y su familia a emprender una larga lucha para que le aprobaran la eutanasia. Sin embargo, su deceso ocurrió por causas naturales el pasado 01 de marzo de 2025.
La historia de Erika Morales cobró gran relevancia en este inicio de 2025 cuando su hermana, Tatiana Morales, expuso la lucha que llevaba la familia desde hacia meses para que la EPS aprobará la solicitud de eutanasia, a través de redes sociales y medios de comunicación. Hoy, tras el fallecimiento de Erika, su hermana solo pudo decir: “Vuela muy alto mi bello ángel, te amo hermanita siempre”.
Por su parte, la EPS Emssanar (entidad que prestaba sus servicios a Erika) aclaró en un comunicado que durante la atención médica de la joven, se garantizaron todos sus derechos en lo que respecta a la solicitud de la eutanasia. Por lo mismo, aseguraron que el caso de Erika ameritó una larga discusión en un comité de especialistas, lo que dio como resultado la aprobación del procedimiento de muerte asistida en los recientes días.
Con todo y ello, la salud de Erika estaba en una fase tan delicada que la suma de diferentes complicaciones la llevaron a la muerte. Tatiana se pronunció en sus redes sociales sobre el hecho.
“Quiero expresar que son muchos sentimientos encontrados, que esto no es fácil, no es fácil perder a una hermana, mi única hermana. Saben, ningún comentario malintencionado me importa hoy. Solo sé que fue la prueba de amor más grande que le estoy dando a mi hermana. Que ella va a estar bien, que logre que fuera escuchada. Espero seguir luchando por la justicia de mi hermana. Es un hecho todo, fue aprobado. Lo demás ya es algo privado que llevaremos en familia”, escribió Tatiana.
Lea también: ¡Escalofriante! Asesinato de una pareja fue ordenado por un familiar
La historia de Erika Morales.
Erika Morales era una joven como cualquier otra, oriunda de Pasto, Nariño. En palabras de su hermana Tatiana, “era una joven estudiosa, cursaba noveno de bachillerato”.
El ataque que le cambiaria la vida ocurrió cuando Erika tenia apenas 16 años, en el baño de una discoteca, lugar al que se acercarían dos mujeres, hoy identificadas como Glair Gómez y Leidy León, y le propinarían varios golpes con una botella, causándole un infarto cerebral y una lesión medular irreversible.
Permanecería un año y siete meses en coma en el Centro Médico Valle De Atriz, en Pasto, pero tras despertar, los médicos diagnosticaron que además de la movilidad, Erika había perdido la facultad de hablar y respirar autónomamente. Desde entonces su familia dedico cada segundo del día a cuidarla y acompañarla en su lucha.
Con el final del viaje de Erika, continua el de su familia, que hará todo lo posible por que se haga justicia en su caso.