En Colombia, ser madre y mantenerse activa en el mundo laboral sigue siendo un acto de resistencia. Aunque las normativas vigentes ofrecen ciertas garantías como la licencia de maternidad y la prohibición de despido por embarazo, la realidad es que muchas mujeres aún deben escoger entre crecer profesionalmente o cuidar a sus hijos. Las estadísticas lo confirman: la participación laboral de las mujeres se mantiene en un 52,1 %, frente al 76,4 % de los hombres, y las madres perciben ingresos 6,5 puntos porcentuales por debajo de las mujeres sin hijos.
Un informe reciente titulado “Radiografía de las Mujeres en el Trabajo 2025”, realizado por la plataforma Buk, pone el foco en las realidades diferenciadas que viven las mujeres dentro del entorno laboral. En especial, se identificaron tres perfiles que enfrentan retos particulares: mujeres líderes, centennials y cuidadoras. Este último grupo, en el que se encuentran la mayoría de las madres trabajadoras, es el que más valora el teletrabajo, no como un lujo, sino como una necesidad para conciliar dos mundos que rara vez encuentran punto medio: el empleo y el hogar.
Es por esto que Fernanda Montúa una madre joven que reside en la ciudad de Cali cuenta su experiencia a CW+Noticias destacando que por su rol como madre prefiere trabajar desde casa, puesto que le permite cumplir con ambas tareas; la de ser madre y ser una mujer trabajadora. “Por mi rol como madre prefiero laborar desde casa, así manejo mejor mi tiempo y tengo más facilidad para cumplir con ambas tareas”. Además, Montúa también dio a conocer que cuando se encontraba trabajando de forma presencial sus funciones se veían en apuros; “cuando trabajé de manera presencial se me dificultaba mucho realizar ambos oficios”.
El 70 % de los hombres no perciben diferencias de género en el ámbito laboral
Frente a esto, el 70 % de los hombres encuestados por Buk asegura no percibir diferencias en oportunidades entre géneros, lo que revela una preocupante desconexión entre la percepción masculina y la vivencia femenina. “Lo que muchas veces se interpreta como igualdad, en realidad es ceguera frente a barreras estructurales”, señala Claudia Leal, licenciada en Ciencias Sociales y docente de la Universidad Autónoma de Occidente de Cali a CW+Noticias.
Leal advierte sobre los peligros de romantizar el trabajo remoto como una solución mágica. “Si no hay corresponsabilidad en las tareas domésticas, el teletrabajo se convierte en una doble carga para las mujeres. Tienen que rendir en lo laboral y además asumir cuidados del hogar, hijos o incluso personas mayores, todo al mismo tiempo”, explica. Para muchas, esa sobrecarga se traduce en ansiedad, agotamiento crónico e incluso renuncias prematuras a sus carreras.
A su vez, Fernanda Montúa ilustra esta realidad: “Para nosotras las madres a veces las 24 horas del día no suelen ser suficientes para realizar todas las actividades que se tiene con un niño o los temas relacionados al trabajo. Hay que tener mucho orden y disciplina para cumplir exitosamente con las dos cosas”.
A esta sobrecarga invisible se suma la discriminación silenciosa. Comentarios en entrevistas de trabajo sobre intenciones de maternidad, trabas para ascensos, y la suposición generalizada de que las madres “no rinden igual” son parte de una cultura empresarial que, pese a avances, sigue arraigada en prejuicios.
Colombia el país con más madres solteras cabeza de hogar
La radiografía laboral de las madres colombianas no es homogénea. En el campo, por ejemplo, el embarazo no se asocia a una limitación: las mujeres continúan con sus labores agrícolas o de cuidado sin interrupciones, muchas veces sin apoyo institucional. En las ciudades, en cambio, se medicaliza el embarazo y se infantiliza a la mujer gestante, lo que también afecta su autonomía profesional.
La situación se agrava en el caso de las madres solteras, un fenómeno creciente en Colombia, el país con más madres cabeza de hogar en América Latina. “La legislación aún no reconoce con suficiente profundidad las necesidades específicas de las mujeres que crían solas. No se trata solo de subsidios, sino de una transformación cultural que deje de castigar a la mujer por asumir la crianza en solitario”, afirmó Leal.
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A pesar de los desafíos, también hay oportunidades. Expertos coinciden en que la inclusión efectiva de las madres en el mercado laboral no solo favorece la equidad de género, sino que impulsa la productividad general. Las madres, afirman, suelen demostrar altos niveles de compromiso y organización, habilidades que muchas empresas aún no han aprendido a valorar ni potenciar.
Para cerrar las brechas, los retos son claros: políticas que trasciendan la retórica, culturas organizacionales que comprendan las realidades diversas de las mujeres, y una sociedad que deje de ver la maternidad como un obstáculo laboral y empiece a reconocerla como un activo para el desarrollo económico y humano del país.
Derechos que amparan a las madres en Colombia
En Colombia, las mujeres embarazadas tienen derecho a una serie de garantías que incluyen 18 semanas de licencia remunerada, durante las cuales reciben el salario completo, dividido en una etapa preparto de hasta seis semanas y el resto en el periodo posparto.
Adicionalmente del descanso obligatorio, estas trabajadoras están amparadas por el principio de estabilidad laboral reforzada. Esto significa que no pueden ser despedidas por razones relacionadas con su embarazo o lactancia. Cualquier terminación de contrato en estos casos requiere la autorización previa de un inspector del trabajo, lo que evita despidos arbitrarios.
La legislación también contempla el bienestar del bebé. Durante los primeros meses de vida del menor, las madres tienen derecho a dos pausas diarias de 30 minutos para lactancia, incluso hasta los dos años del niño, sin afectación en su salario. Para facilitar esta práctica, los empleadores deben adecuar salas de lactancia en sus instalaciones, garantizando privacidad y condiciones higiénicas adecuadas.
Alternativas para madres trabajadoras si está en riesgo el bebé
Asimismo, si el trabajo representa riesgos para la salud de la madre o del bebé, las trabajadoras pueden solicitar tareas alternativas. Esto incluye evitar la exposición a sustancias peligrosas o realizar labores físicamente exigentes. En casos de aborto o parto prematuro no viable, también se otorgan licencias médicas pagadas para permitir la recuperación física y emocional.
Los derechos maternales tienen un origen legal que se remonta a la Ley 53 de 1938, la cual ya reconocía la necesidad de proteger a las mujeres embarazadas, evitando despidos injustificados y asegurando tiempo para la lactancia. Desde entonces, las normas han evolucionado, ampliando su cobertura a madres comunitarias y sustitutas dentro del marco de la reforma laboral en curso.
¿Pero cuánto hemos avanzado realmente en transformar estas leyes en prácticas vivas dentro de empresas y hogares? Lo cierto es que la maternidad en el mundo laboral aún tiene muchas batallas pendientes, y el verdadero cambio dependerá de cuánto estemos dispuestos, como país, a poner en el centro el cuidado, la equidad y la corresponsabilidad.