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Petro a EE.UU: “Colombia merece ser tratada como igual”

Petro defiende acuerdo con China y pide respeto de EE. UU., destacando que Colombia busca desarrollo sin romper alianzas estratégicas.

Desde Pekín, donde se formalizó la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el presidente Gustavo Petro envió un mensaje directo a Estados Unidos. En medio de las críticas que ha generado el acuerdo con China, el mandatario pidió que se reconozca el costo que ha tenido para Colombia su papel en la lucha contra las drogas. “Yo espero que Estados Unidos nos permita seguir siendo socios de tú a tú, porque ya hemos puesto 200 mil colombianos muertos tratando de impedir que la cocaína llegue a su territorio. Esos 200 mil colombianos valen muchísimo para la sociedad colombiana y los Estados Unidos deben tener el respeto hacia esas vidas humanas y sus familiares porque lo hicimos por ellos”, dijo. Aseguró además que no hay resentimientos en su postura, sino una exigencia de respeto hacia el país.

Petro insistió en que Colombia no busca cambiar un aliado por otro, sino avanzar hacia relaciones equilibradas que no condicionen el desarrollo nacional. En sus palabras, es momento de dejar de actuar como “una parroquia encerrada”, y entrar plenamente en la conversación global sobre tecnología, reindustrialización y comercio. El acuerdo con China, según explicó, ofrece herramientas para transformar regiones marginadas como el Pacífico colombiano, conectar con nuevos mercados y apostar por una economía menos dependiente de los cultivos ilícitos.

Una oportunidad para el Pacífico y una deuda con el futuro

Entre los beneficios que destacó, Petro mencionó el desarrollo de una flota pesquera, la reactivación de la producción maderera con enfoque ambiental, y el impulso a productos como el atún, el café y el cacao. Considera que estos sectores, si se vinculan al mercado chino, pueden convertirse en motores de transformación para el litoral pacífico, históricamente excluido de las grandes inversiones nacionales. También planteó que el acuerdo podría ayudar a aliviar el déficit fiscal y reducir la deuda externa, dos de los principales retos económicos actuales del país.

En ese contexto, el mandatario remarcó que no se trata de una alianza militar, como algunos han sugerido, sino de una cooperación comercial y tecnológica enmarcada en la paz, como lo establece la Constitución colombiana. Una de las primeras acciones concretas ya está en marcha: una ruta comercial directa entre Shanghai y el puerto de Buenaventura, que servirá como punto de partida para los intercambios.

Aunque el gobierno celebra esta nueva etapa con China como una oportunidad de crecimiento, sectores políticos en Colombia han encendido las alarmas sobre las posibles consecuencias diplomáticas. Estados Unidos, que históricamente ha sido el principal socio del país, ha visto con recelo los acercamientos a Pekín. Algunos analistas advierten que este giro en la política exterior podría tensar las relaciones bilaterales, especialmente si se percibe como un distanciamiento o un cambio de lealtades.

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Petro, sin embargo, insiste en que su visión no responde a ideologías ni a confrontaciones, sino a la necesidad de abrir caminos que durante años estuvieron cerrados. “Es hora de que Colombia piense por sí misma y deje de actuar según lo que otros consideren conveniente”, dijo. A su juicio, esta es una apuesta por la autonomía, por la innovación, y por un desarrollo más justo para las regiones que han estado al margen de las grandes decisiones del país.

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