Una nueva página se ha escrito en la historia del Vaticano. Este jueves, tras apenas dos días de deliberación, el cónclave más diverso jamás reunido anunció fumata blanca. Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, resonaron las palabras clásicas: “Habemus Papam”. Minutos después, el mundo conoció al nuevo líder espiritual de más de 1.400 millones de católicos: el cardenal Robert Francis Prevost, quien asumió el nombre de León XIV.
La elección ha sorprendido por varios motivos. No solo es el primer papa estadounidense, sino también ciudadano peruano. Con una vida marcada por la misión, el nuevo pontífice encarna el cruce de dos mundos: el pragmatismo norteamericano y la espiritualidad andina. Aunque nacido en el sur de Chicago en 1955, Prevost desarrolló buena parte de su ministerio en Perú, donde trabajó como misionero, formador, obispo y administrador apostólico. En 2015, adquirió la nacionalidad peruana, país que considera su segunda patria.
En 2023 obtuvo el nombramiento como prefecto Dicasterio para los obispos
Miembro de la orden agustina y doctor en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, su perfil combina formación académica rigurosa y cercanía pastoral. En Roma, su nombramiento como prefecto del Dicasterio para los Obispos en 2023 y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina consolidó su reputación como un gestor discreto, dialogante y eficaz. En círculos vaticanos se le conoce como el “yanki latino”.
A diferencia de la figura carismática y mediática del papa Francisco, León XIV ha cultivado un bajo perfil. Sin embargo, quienes lo conocen destacan su liderazgo tranquilo, su habilidad para escuchar y su compromiso con una Iglesia global más inclusiva. Aunque en el pasado fue criticado por su manejo de casos de abusos sexuales, defensores y expertos, como el periodista Pedro Salinas, sostienen que muchas de esas acusaciones han sido desacreditadas.
En su primera aparición como papa, León XIV habló en español e italiano, evitando el inglés. Fue un gesto simbólico que no pasó desapercibido: un líder que mira hacia el sur global, que valora sus raíces misioneras y que entiende los matices de una Iglesia multicultural. Analistas coinciden en que su elección representa la continuidad del legado progresista de Francisco, aunque con un estilo más reservado.
Donald Trump, expresidente de EE.UU., se apresuró a felicitarlo públicamente, calificando su elección como “un gran honor para nuestro país”. No es un detalle menor: el nombramiento de Prevost ocurre en un contexto en el que el catolicismo estadounidense está en crecimiento, impulsado por el auge de la población hispana y un renovado interés por la educación católica.
Leer más: ¡Habemus Papam! León XIV es el nuevo papa de la Iglesia Católica
Una gran trayectoria y formación en diálogo intercontinental
Con una trayectoria marcada por la formación de líderes, el diálogo intercontinental y la fidelidad al Evangelio, el nuevo Papa hereda no solo la cátedra de Pedro, sino también los grandes desafíos de una Iglesia global en transición: el manejo de las tensiones doctrinales, la inclusión de la mujer en posiciones de liderazgo, y la lucha contra los abusos que han empañado la credibilidad eclesial en décadas recientes.
¿Qué significa realmente que el Vaticano haya elegido a un Papa “globalizado” como León XIV? ¿Será este el pontífice que consolide la transformación de la Iglesia para el siglo XXI? Las respuestas comienzan a escribirse desde ahora, bajo la guía de un líder que se formó entre los extremos del mundo y que promete encarnar una nueva era de unidad y renovación.