El 7 de abril de 2013 marcó un antes y un después en la vida de Jazmín Mosquera. Tras seis años de relación con Jefferson Ricardo Angulo, un hombre que conoció en el colegio y con quien convivió, pensó haber cerrado un ciclo difícil al terminar con él. Sin embargo, lo que vino después fue un año entero de acoso y presión constante por parte de su expareja, que se negaba a aceptar el final de la relación.
Con la intención de empezar de cero, Jazmín había decidido viajar a Panamá. Pero una semana antes de su partida, Jefferson la invitó a cenar por última vez. Lo que parecía un gesto inofensivo, terminó siendo una trampa macabra. Durante el trayecto en taxi, una mujer desconocida que más tarde sabría era Doris Constanza, la nueva pareja de Jefferson subió al vehículo y, sin previo aviso, la atacó violentamente con ayuda de él.
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Jazmín fue herida y llevada a una zona boscosa, donde sus agresores intentaron acabar con su vida y enterrarla viva, esto se dio a saber debido a que Jazmín contó su testimonio en Séptimo Día. En un acto de supervivencia, fingió estar muerta. Este engaño fue clave: mientras Jefferson y Doris se alejaban en busca de una pala para enterrarla, ella reunió las pocas fuerzas que le quedaban y logró escapar, arrastrándose hasta ocultarse detrás de un árbol caído cerca de un río.
Sobrevivió antes las heridas causadas por su expareja
Pasó la noche sola, herida, temblando de frío y miedo. Al amanecer, una pareja de campesinos la encontró y la trasladó al hospital, donde fue atendida de urgencia. Su estado era tan crítico que los médicos dudaban que pudiera sobrevivir.
La denuncia fue interpuesta por su familia, y las autoridades iniciaron la investigación. Doris Constanza, docente de preescolar, fue capturada y condenada a 15 años de prisión tras aceptar los cargos de tentativa de homicidio. Jefferson, en cambio, logró huir y continúa prófugo de la justicia desde entonces.
Hoy, más de una década después, Jazmín continúa su proceso de recuperación, física y emocional. Aunque el miedo la acompaña cada día, su historia sigue siendo un símbolo de resistencia, fuerza y esperanza frente a la violencia de género.