En medio de un panorama nacional marcado por la urbanización acelerada y la pérdida de espacios verdes, Cali se destaca como un modelo de renaturalización urbana. Según cifras recientes del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma), la ciudad cuenta con más de 238.000 árboles distribuidos en parques, andenes, separadores viales y zonas verdes, lo que la convierte en la segunda ciudad con más cobertura arbórea de Colombia, después de Bogotá.
Este robusto ecosistema urbano no solo embellece la ciudad, sino que también cumple un papel fundamental en la regulación del clima, la mejora de la calidad del aire y la biodiversidad local. Como resultado de este esfuerzo, en 2024 Cali fue certificada como “Ciudad Árbol del Mundo” por la FAO y la Arbor Day Foundation, distinción que solo han recibido unas 200 ciudades a nivel global.
“El reconocimiento internacional que recibió Cali no es un premio simbólico, sino una validación del trabajo constante de la administración distrital y de la ciudadanía por mantener y ampliar la infraestructura verde urbana”, explicó Lina Marcela Botía Muñoz, subdirectora de Ecosistemas y Umata del Dagma en su momento. Además, destacó que programas como la Red Comunitaria de Bosques Urbanos y la Adopción de Zonas Verdes han sido clave para lograr una gestión ambiental participativa y sostenible.
Cali una de las ciudades más ambientales y sostenibles del país
Cali no solo siembra árboles: los protege, los integra a la vida urbana y los convierte en herramientas de transformación social. Su enfoque se basa en un modelo de gobernanza ambiental donde comunidades, empresas y Estado colaboran activamente en la defensa del patrimonio natural.
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Con este avance, la capital vallecaucana se reafirma como una ciudad comprometida con el futuro. Y aunque los retos no son menores como el mantenimiento y el riesgo por lluvias recientes en algunos ejemplares, su infraestructura verde sigue siendo una de sus principales fortalezas y una apuesta firme por la calidad de vida de sus habitantes.
