El primer mes de 2025 arrancó con turbulencia en la política caleña, marcando el inicio de un año preelectoral que perfila el rumbo hacia el 2026. La relación entre el alcalde Alejandro Eder y el Pacto Histórico pasó de ser una lucha por el control político a una confrontación abierta. La bancada del petrismo en el Concejo de Cali oficializó su postura de oposición, acusándolo de favorecer a las élites mientras deja en el abandono a las comunidades más vulnerables.
Los momentos que rompieron la relación
Si bien en 2024 esta misma bancada ejercía cierto control político sobre la gestión de Eder, el distanciamiento no había llegado al punto de ruptura actual. ¿Qué llevó a este quiebre definitivo?
El propio Eder avivó la polémica con declaraciones recientes en las que acusó a sectores políticos de querer “incendiar Cali” con intereses politiqueros. Además, se defendió ante las críticas del petrismo, asegurando que no permitirá que se distorsione la verdad con fines divisivos.
Pero más allá del discurso, la tensión se ha alimentado por una serie de decisiones que han provocado un rechazo creciente dentro del Pacto Histórico.
Las controversias han sido acumulativas. Primero, el cierre de 400 comedores comunitarios, una decisión que generó un fuerte rechazo y que Eder terminó revirtiendo tras la presión pública. Luego, el aumento del impuesto predial hasta en un 25% en siete comunas, lo que golpeó a miles de caleños y alimentó la percepción de que su administración prioriza a las élites.
Después vino la polémica sobre la privatización del Parque Cristo Rey, criticada por la oposición como una señal de que el gobierno local favorece intereses privados. A esto se sumó la intervención de la Contraloría en el contrato del alumbrado público tras denuncias de presuntas irregularidades y la aprobación en el Concejo de un empréstito de 3.5 billones de pesos sin mayor oposición, lo que ha generado inquietud sobre el nivel de endeudamiento de la ciudad.
Pero el detonante final fue la devolución de más de 2.000 millones de pesos en impuestos al exclusivo Club Campestre, denunciado por el petrismo como un posible “conflicto de interés” de la administración.
Todo esto en medio de una creciente crisis de seguridad, con 89 homicidios registrados solo en enero, convirtiéndolo en el mes más violento de los últimos años en Cali.
¿Reconciliación o confrontación?
Desde su campaña, Eder enarboló la bandera de la reconciliación, asegurando que su administración buscaría unir a Cali. Sin embargo, desde la oposición insisten en que su discurso es contradictorio: mientras llama a la unión, lanza ataques contra la izquierda y evita pronunciarse en ciertos momentos clave.
Un ejemplo claro fue su silencio ante la amenaza de un hombre armado contra asistentes de la pintatón del mural en honor a las víctimas de la Operación Orión en Medellín, realizado en el sector de La Luna, en la Autopista Suroriental. Aunque la Secretaría de Seguridad condenó el hecho, Eder no se pronunció al respecto.
Además, rechazó públicamente las declaraciones de Fabio Arias, presidente de la CUT, quien sugirió que podría haber un nuevo “estallido social” si las reformas del gobierno no avanzaban en el Congreso. En respuesta, Eder instó a Gustavo Petro a condenar cualquier llamado a la violencia, trayendo de nuevo a la discusión el recuerdo del paro nacional de 2021, donde Cali fue el epicentro de la protesta social.
¿Oportunidad o riesgo de cara a 2026?
Más allá del conflicto local, este choque tiene un claro componente electoral.
Desde el petrismo, la estrategia parece clara: usar su oposición a Eder para proyectarse a nivel nacional y consolidar su narrativa política en la ciudad. Sin embargo, esta confrontación también podría beneficiar a Eder, quien se consolida cada vez más como un referente de la derecha en el país.
Aunque Eder ha mantenido una relación estable con el gobierno nacional, podría distanciarse progresivamente a medida que la popularidad de Petro siga cayendo.
Sin embargo, la relación entre el gobierno nacional y la Alcaldía de Cali sigue siendo clave, sobre todo en temas como seguridad y presupuesto. Aunque Eder ha sido crítico en ciertos aspectos, como la crisis diplomática con Estados Unidos, ha logrado mantener el diálogo abierto con el Ejecutivo.
Conclusión
La confrontación entre Eder y el Pacto Histórico no es solo una disputa local, sino un reflejo de la polarización política del país. Esta confrontación, lejos de resolverse, marcará todo el 2025. Eder intentará fortalecer su imagen como un alcalde cercano, mientras que el petrismo seguirá en su estrategia de oposición férrea para desgastarlo.
Hasta ahora, el alcalde no ha logrado contrarrestar los ataques de manera efectiva, y las críticas a su gestión, sumadas a una comunicación poco clara, lo han dejado en el ojo del huracán en Cali.
Por ahora, lo cierto es que la batalla apenas comienza, y el escenario en Cali seguirá siendo clave en la política nacional.
Pablo Yamasaki
Asesor y Estratega Político | Experto en Tecnología | CEO CW+
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