La violencia regresó con fuerza al corregimiento de Guachinte, zona rural de Jamundí, donde un nuevo atentado dejó cuatro personas muertas este martes 10 de junio. Las víctimas, todas civiles, fueron sorprendidas en medio del ataque, que se suma a una ola de atentados simultáneos en el suroccidente del país. Las autoridades confirmaron que el hecho está relacionado con la ofensiva armada que han desplegado las disidencias de las Farc, específicamente los frentes Dagoberto Ramos y 57, bajo el mando de alias Iván Mordisco.
Este atentado eleva a ocho el número de fallecidos durante la jornada de violencia en Jamundí, entre ellos dos uniformados de la Policía Nacional. Las explosiones, atentados y hostigamientos ya golpearon a 18 municipios en los departamentos de Valle del Cauca y Cauca. La Fuerza Pública mantiene operativos especiales en la región, mientras los habitantes exigen mayor protección y respuestas contundentes del Estado.
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Cauca bajo fuego: explosiones estremecen El Bordo, Corinto y Villa Rica
Un carro bomba explotó frente a la Secretaría de Tránsito y sacudió al municipio de El Bordo, cabecera de El Patía, en las primeras horas del día. Aunque el estallido no dejó víctimas ni heridos, sí causó daños importantes en la infraestructura pública y obligó a cerrar temporalmente un tramo de la vía Panamericana. Este corredor es clave para la conexión entre Cauca y Nariño, por lo que el impacto fue inmediato tanto en movilidad como en percepción de seguridad.
Más tarde, en Corinto, otro carro bomba detonó en las inmediaciones de la administración municipal. La explosión destruyó oficinas públicas, viviendas cercanas, locales comerciales y una estación de policía. Aunque no hubo muertos ni lesionados, la magnitud del daño dejó a decenas de familias afectadas. El alcalde local lamentó la devastación y pidió mayor presencia del Estado para detener esta oleada violenta. “La comunidad está en shock”, declaró.
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Atentados se extienden y generan alarma regional
En Villa Rica, un autobús cargado con explosivos fue activado en una estación de peaje. El atentado dejó varios heridos, aunque las autoridades aún no han precisado el número exacto. Este ataque, en una zona de constante tránsito entre Cauca y Valle del Cauca, aumentó la tensión en la región, ya golpeada por múltiples explosiones en pocas horas. La Policía reforzó la seguridad en vías estratégicas ante la posibilidad de nuevos ataques.
Simultáneamente, en la carretera que conecta Cali con el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, se descubrieron varios cilindros metálicos con mensajes de las disidencias. Aunque en principio se creyó que contenían explosivos, los expertos antiexplosivos confirmaron que se trataba de artefactos falsos, diseñados para sembrar el miedo. El panorama en el suroccidente colombiano es de zozobra y tensión constante.
