El deterioro de la infraestructura educativa en Cali alcanza niveles alarmantes: 247 de las 338 instituciones públicas de la ciudad, es decir, un 73%, necesitan intervenciones urgentes. Los problemas van desde fisuras y humedad hasta techos en riesgo de colapso, afectando directamente a miles de estudiantes.
Un ejemplo de ello es la Institución Educativa Siete de Agosto que enfrenta una situación bastante crítica, pues evacuaron su sede principal después de años de deterioro progresivo. Desde 2020, un sismo provocó grietas que no se repararon y se agravaron con el tiempo, lo que obligó a trasladar a 180 estudiantes a una sede alterna que también presenta problemas de humedad e infraestructura deficiente.
Sin embargo, este no es un caso aislado. Otras instituciones, como Ciudad Modelo y Francisco de Paula Santander, enfrentan situaciones similares. En Ciudad Modelo, los módulos más antiguos presentan daños estructurales graves, y los estudiantes de primaria cuentan con apenas dos baños mixtos para 180 niños.
De acuerdo con la Personería de Cali, el 73% de las instituciones visitadas este año evidencian problemas de infraestructura. Aunque la Secretaría de Educación anunció un plan de inversión de $183.000 millones para intervenir 107 sedes durante el cuatrienio, la magnitud del problema deja en evidencia la urgencia de acciones más rápidas y contundentes.
El impacto en la comunidad educativa
Más allá de los números, el estado de las instituciones afecta directamente el aprendizaje de los estudiantes. Espacios deteriorados, falta de iluminación adecuada y problemas sanitarios limitan el desempeño académico y la creatividad, según expertos en arquitectura educativa como Sasha Londoño Venegas.
A pesar de las promesas de mejora, las proyecciones indican que las obras para las instituciones priorizadas, como Santa Librada, podrían tardar hasta 18 meses en completarse. Mientras tanto, miles de estudiantes seguirán enfrentando condiciones que dificultan su desarrollo académico.
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En ese sentido, la crisis de infraestructura educativa en Cali no solo pone en riesgo la seguridad de los estudiantes, sino que compromete su derecho a un entorno digno y propicio para el aprendizaje.
