Las Fuerzas Militares de Colombia enfrentan una preocupante pérdida de capacidad operativa: 141 helicópteros, de un total de 360, permanecen en tierra. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, confirmó que solo el 61 % de estas aeronaves está en funcionamiento, lo que compromete la superioridad aérea que durante décadas ha sido vital para enfrentar a grupos armados ilegales y narcotraficantes en zonas de difícil acceso.
La flota aérea, históricamente fundamental en operaciones militares y de inteligencia, hoy muestra signos claros de desgaste logístico y financiero. Las dificultades para mantener los equipos en condiciones óptimas están dejando un vacío en el despliegue de misiones estratégicas.
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Helicópteros en Colombia: El peso de los Black Hawk y sus limitaciones
Los helicópteros Black Hawk, considerados clave por su tecnología y capacidad de maniobra, representan el 31 % de la flota. De estos, solo el 62 % está disponible para operar. En la Policía Nacional, 30 Black Hawk conforman su flota aérea, pero solo 19 están en servicio. El resto permanece en tierra por lo que el ministro calificó como “limitaciones grandes”, relacionadas con mantenimiento y disponibilidad de repuestos.
Además, apenas 10 de estos helicópteros pertenecen al Estado colombiano. Los otros 20 siguen bajo propiedad del gobierno de Estados Unidos, lo que limita la autonomía del país sobre su uso, especialmente cuando Washington impone restricciones, como ocurrió durante la administración de Donald Trump.
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La ausencia de los elicópteros militares MI-17 rusos: una baja estratégica
Otro punto crítico es la parálisis de los helicópteros MI-17 en Colombia, de fabricación rusa, esenciales para operaciones de gran envergadura. Estas aeronaves permiten el transporte masivo de tropas y equipos a zonas de combate o apoyo logístico a bases en regiones apartadas. Sin embargo, el conflicto entre Rusia y Ucrania interrumpió el suministro de piezas y mantenimiento, dejando fuera de servicio una parte significativa de estos aparatos.
El ministro Sánchez aseguró que esperan recuperar al menos 11 MI-17 antes de que termine el año. Aunque este número no compensa completamente la pérdida operativa, representaría un alivio parcial para una flota golpeada por la desactualización tecnológica y las restricciones presupuestales.
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Presupuesto insuficiente y retos logísticos
El alto costo del mantenimiento de aeronaves militares representa uno de los mayores desafíos para el sector defensa. El presupuesto actual resulta insuficiente para atender la demanda técnica de una flota aérea que enfrenta desgaste por uso intensivo y condiciones climáticas adversas en zonas de operación.
Pedro Sánchez reconoció que el “tema aéreo del país es complejo” y que mantener las aeronaves volando exige recursos que hoy escasean. A pesar de los esfuerzos, el panorama sugiere que las Fuerzas Militares seguirán operando con limitaciones considerables mientras no se reestructuren los mecanismos de inversión en defensa aérea.
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Una capacidad táctica en riesgo
El debilitamiento de la flota aérea reduce la capacidad táctica del Estado para responder con rapidez a amenazas armadas. Grupos como el ELN, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo operan en territorios donde el acceso terrestre es limitado. Sin helicópteros disponibles, las operaciones militares pierden efectividad y aumentan los riesgos para las tropas.
La situación pone en jaque una de las fortalezas históricas del país en materia de seguridad. Si no se toman medidas urgentes, Colombia podría enfrentar un retroceso en su capacidad de respuesta ante el crimen organizado y la insurgencia armada.