El campus de la Universidad del Valle en Palmira, tradicionalmente un espacio de aprendizaje y convivencia, se ha convertido en escenario de duelo e indignación tras la muerte de Sirley Vanessa López Loaiza, estudiante de Licenciatura en Literatura, víctima de un ataque armado el pasado 8 de mayo. El hecho ha desencadenado manifestaciones, llamados a la acción y un profundo debate sobre la violencia de género en los entornos educativos.
La joven falleció hoy 11 de mayo en un centro asistencial, tras permanecer hospitalizada en estado crítico. En el mismo ataque resultó gravemente herida otra estudiante, que continúa en cuidados intensivos. El agresor, identificado como Brayan Stiven Tovar, se quitó la vida tras disparar contra las víctimas en la cafetería del campus.
Aunque aún se investigan los móviles del crimen, versiones preliminares apuntan a una relación sentimental previa entre el atacante y una de las jóvenes, lo que ha reavivado la discusión sobre las violencias basadas en género en Colombia.
Refuerzo en protocolos de seguridad en Univalle
La respuesta institucional no se hizo esperar. La Universidad del Valle suspendió actividades académicas el 9 de mayo y emitió un comunicado en el que calificó el hecho como un reflejo doloroso de la intolerancia y del desprecio por la vida. La institución aseguró que reforzará los protocolos de seguridad y trabajará por la erradicación de toda forma de violencia en sus espacios.
No obstante, para muchos estudiantes, estas medidas son insuficientes. Isabel Vera, vocera de Universidades Unidas Univalle, exigió en redes sociales acciones concretas que incluyan rutas claras de atención psicosocial y acompañamiento para los afectados. Por su parte, Nicol Sinisterra, representante estudiantil, condenó el hecho como “absolutamente incompatible con los valores de la universidad”.
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La tragedia ha tocado una fibra profunda en la comunidad académica y ha puesto en evidencia la necesidad de revisar los controles de ingreso a los campus, así como los mecanismos de prevención frente a las violencias machistas. En redes sociales, los mensajes de solidaridad se han acompañado de reclamos por mayores garantías de seguridad, con llamados a que el feminicidio de Sirley Vanessa no quede en el olvido ni en la estadística.
Mientras tanto, la institución anunció jornadas de memoria y reflexión, y reiteró su compromiso de mantener la universidad como un espacio seguro, libre de violencias y comprometido con la vida.