Un nuevo sondeo de percepción ciudadana muestra cómo han variado los niveles de aprobación de los alcaldes en el Valle del Cauca entre febrero y mayo. Mientras algunos mandatarios han logrado mantener o incluso mejorar su respaldo, otros enfrentan una caída pronunciada en sus niveles de aprobación. El caso más destacado es el del alcalde de Cali, Alejandro Eder, cuya imagen positiva cayó cerca de 10 puntos porcentuales en apenas tres meses: su aprobación pasó del 46% en febrero al 36,7% en mayo, una caída de casi 10 puntos porcentuales. Por primera vez, la desaprobación (45,2%) supera al respaldo popular.
Este cambio de tendencia contrasta con la narrativa de orden y transformación que Eder ha promovido desde su llegada al Palacio Municipal. A pesar de las promesas de seguridad, desarrollo económico y gobernanza técnica, la percepción ciudadana refleja un creciente escepticismo. Más preocupante aún: aumenta el número de caleños que prefieren no opinar, un indicador de desconexión o desconfianza frente a la gestión local.
Una región con alcaldías en movimiento: entre el repunte y la crisis
Mientras en Cali la curva va en descenso, en otros municipios del Valle del Cauca el panorama es más dinámico. Algunos alcaldes consolidan su respaldo, otros enfrentan una crisis acelerada y unos pocos logran recuperarse tras meses de tropiezos.
Uno de los pocos que logra sostener una imagen positiva es el alcalde de Palmira, Víctor Manuel Ramos Vergara. En mayo, su aprobación fue del 71,7%, con una desaprobación del 21,3%, apenas una leve variación frente a los datos de febrero, cuando registraba 73,1% de aprobación y 19,8% de desaprobación. Aunque la diferencia es mínima, la tendencia marca una ligera erosión de su imagen.
En contraste, la alcaldesa de Jamundí, Paola Andrea Castillo Gutiérrez protagoniza el desplome más significativo. En febrero tenía 39,7% de aprobación y 43,6% de desaprobación. Hoy, apenas cinco meses después de asumir el cargo, su respaldo cayó al 21,4%, mientras que el rechazo trepó al 64,7%. La creciente percepción de inseguridad y la falta de resultados concretos estarían detrás de este retroceso.
En Candelaria, Gessica Vallejo Valencia inició su mandato con una sólida base: 56% de aprobación y apenas 27,3% de desaprobación en febrero. Sin embargo, en mayo esos números se revirtieron. Su aprobación cayó al 37,2% y su desaprobación subió al 43,4%. En tan solo tres meses, el panorama político local cambió drásticamente.
Por su parte, Édgar Alexander Ruiz García, alcalde de Yumbo, es uno de los pocos que puede mostrar una evolución positiva. Su aprobación subió de 44,8% en febrero a 63,4% en mayo, mientras que su desaprobación bajó de 32,1% a 19,2%. Su gestión, centrada en desarrollo económico y orden urbano, parece estar conectando con los yumbeños.
Tuluá y Buga: el respaldo se diluye
En Tuluá, Gustavo Adolfo Vélez Román enfrentó un descenso pronunciado: su aprobación bajó de 47,7% en febrero a 35,3% en mayo, mientras que su desaprobación creció de 35,1% a 47,5%. Los problemas de seguridad y el lento avance en proyectos sociales parecen estar debilitando su imagen.
En febrero, Karol Martínez, alcaldesa de Buga tenía 45,3% de aprobación y 36,6% de desaprobación. Hoy, su aprobación bajó al 30,5%, mientras que la desaprobación escaló al 51,3%. Las promesas sobre cultura, juventud y reactivación económica aún no se reflejan en resultados concretos.
Buenaventura, Sevilla y Cartago: el malestar sigue creciendo
Ligia del Carmen Córdoba. alcaldesa de Buenaventura, no logra remontar en una ciudad agobiada por la violencia. En febrero tenía 31,2% de aprobación y 51,1% de desaprobación. En mayo, esas cifras pasaron a 27,5% de aprobación y 63% de desaprobación. El descontento se intensifica en el principal puerto del Pacífico.
El alcalde Sevilla, Manuel Felipe Quintero Quintero tuvo un leve avance: su aprobación pasó de 24,4% en febrero a 34% en mayo. Sin embargo, su desaprobación se mantiene alta: bajó ligeramente de 58,1% a 55,7%, lo que lo mantiene como uno de los mandatarios con mayor rechazo en el Valle.
Por su parte Juan David Piedrahíta, alcalde de Cartago, presentó una leve baja en su imagen: pasó de 51,7% de aprobación en febrero a 47% en mayo, mientras que su desaprobación subió de 27,4% a 34,3%. Aunque la caída no es dramática, marca un desgaste anticipado para una gestión que arrancó con buenas expectativas.
Cali bajo la lupa: de promesas a dudas
Volviendo a Cali, los resultados reflejan más que una caída en números: evidencian una erosión en la relación entre el alcalde y la ciudadanía. Si bien Eder arrancó su mandato con expectativas elevadas y un discurso renovador, su administración no ha logrado consolidar una narrativa de cambio tangible para los ciudadanos.
La creciente desaprobación y el aumento de los indecisos podrían estar relacionados con la inseguridad persistente, los problemas de movilidad y la falta de una comunicación clara de avances concretos.
El termómetro de la opinión pública es implacable. Las encuestas de febrero y mayo muestran un electorado más exigente y volátil, dispuesto a castigar rápidamente la ineficiencia o premiar resultados visibles.
Lea la encuesta completa aquí: Encuesta ValleVa revela el sentir y la percepción de los vallecaucanos
Para Eder y los demás mandatarios del Valle, el mensaje es claro: la legitimidad no se mantiene con discursos, sino con hechos. Y en una región marcada por la polarización y las promesas no cumplidas, cada punto de aprobación cuenta.