El Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha recibido órdenes de incrementar significativamente las detenciones de migrantes indocumentados, con una cuota mínima de 75 arrestos diarios por oficina. Según un informe de The Washington Post, altos funcionarios del ICE habrían recibido estas directrices el pasado sábado durante una llamada con representantes de la Casa Blanca, en la que también se advirtió que los gerentes serían responsables de no cumplir con los objetivos.
Le puede interesar: Casi 2.400 detenciones de inmigrantes en la primera semana de Trump
Actualmente, las cifras de detenciones rondan los 1,200 migrantes diarios, pero el gobierno busca aumentar este número a 1,500, en línea con las exigencias del presidente Donald Trump, quien expresó su insatisfacción con los resultados de su campaña de deportaciones masivas.
Presión y temor por tácticas indiscriminadas
Expertos y exfuncionarios del ICE advierten que estas cuotas podrían derivar en tácticas de aplicación más agresivas e indiscriminadas, con un alto riesgo de violaciones a los derechos civiles. Aunque en el pasado el enfoque prioritario eran migrantes con antecedentes penales o vínculos con pandillas, estas nuevas metas amplían el espectro, afectando a personas sin historial criminal.
Tom Homan, director del ICE, aseguró que, aunque las prioridades siguen siendo los migrantes con riesgo para la seguridad nacional y pública, el plan de deportación masiva se encuentra en sus “etapas iniciales” y las detenciones aumentarán gradualmente en todo el país.
Recursos limitados y movilización de fuerzas adicionales
El ICE, con aproximadamente 5,500 agentes, ha mantenido un número estable de personal durante la última década, a pesar del aumento en las cifras de cruces fronterizos ilegales. Para cumplir con los objetivos, el gobierno de Trump ha movilizado recursos adicionales, incluyendo personal del FBI, la DEA y otras agencias federales.
Los críticos señalan que estas medidas generan pánico en las comunidades inmigrantes y alimentan una reacción pública significativa, además de que podrían resultar insuficientes para alcanzar los “millones” de deportaciones prometidos por Trump durante su campaña.
La implementación de estas políticas representa un endurecimiento significativo de la postura migratoria del gobierno de Trump, en un contexto de creciente presión para mostrar resultados concretos en materia de deportaciones. Sin embargo, el impacto en las comunidades migrantes y el riesgo de que se vulneren derechos fundamentales sigue siendo motivo de preocupación para defensores de derechos humanos y organizaciones civiles.
